Zapatero pide al G-20 que huya de la conformidad y una atención especial al paro
Paro y conformidad. Esas son las preocupaciones que el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, transmitió al resto de los líderes del G-20 que ayer se dieron cita en Pittsburgh en una cena ofrecida por el presidente estadounidense, Barack Obama.
Según fuentes del Gobierno, Zapatero dijo que la primera cumbre tras el comienzo de la crisis financiera, la de Washington, fue la de la "confusion", la de Londres fue la de la "acción" y en esta de Pittsburgh, una vez que se ha rebajado la urgencia de las acciones del ultimo año, "no debe ser la de la conformidad".
El presidente cree, por un lado que se debe avanzar en el camino fijado en Londres y regular el sistema financiero global pero también se hizo eco de la propuesta de Obama para esta cumbre que se concreta en el compromiso de adoptar modelos económicos tendentes a un crecimeinto sin los desequilibrios que se han venido agudizando en la última década.
El presidente hizo una especial mención a la preocupación de que el crecimiento económico no aporte nuevo empleo, algo que se ha venido comprobando tras las últimas crisis, cuando la creación de puestos de trabajo se ha dilatado meses tras la recuperación del pulso económico.
Ante el riesgo de crecer sin crear empleo, Zapatero instó a todos los actores implicados, gobiernos, empresarios, sindicatos y trabajadores, a coordinarse y colaborar para que ello no suceda y se resuelva una situación muy dificil y persistente.
Antes de llegar a Pittsburgh, donde hoy participará en los plenarios del G20, Zapatero se reunió en Nueva York con representantes de la Confederación Sindical Internacional, una renuón en la que participó Ignacio fernández Toxo, secretario general de CC OO. Estos sindicalistas han pedido al presidente que de prioridad a la cuestión del paro y que proponga que haya una cumbre de ministros de Trabajo del G20 junto con sindicatos y empresarios, una propuesta que España va a defender.
En las horas previas a la cena, celebrada en el jardín botánico de Pittsburgh, el presidente de la comisión europea, José Manuel Durao Barroso y el de turno de la UE, el sueco Fredrik Reinfeldt, explicaron que Europa ha estado en la avanzadilla a la hora de poner en marcha las decisiones tomadas en Londres. Barroso no hizo más que recoerdar que los 27 ya tienen decidida la organización de la autoridad supervisora financiera y están cumpliendo con los compromisos.
Reinfeldt expresó su desazón por el hecho de que "los bancos parecen que están volviendo a pensar que todo es como antes, y nosotros les queremos decir, que se lo piensen mejor". "Hemos visto la burbuja de los bonus crecer y explotar". En cuanto a este punto, uno de los más contenciosos de la agenda de la cumbre, el premier sueco afirmaba que hay que crear vícnulos entre bonus y objetivos y, por ejemplo, tener más transparencia y saber quien toma las decisiones en las firmas. Reinfeldt dijo ser un gran defensor de la economía de mercado pero advirtió no tener tolerancia hacia practicas que permiten que las empresas disfruten los beneficios pero que le pasen a los contribuyentes el coste de sus pérdidas y originen riesgos sistémicos.
Tanto Barroso como el presidente sueco, dijeron tener una seria preocupación con el lento avance de las negociaciones de Doha (para la liberalización del comercio mundial) y Copenhague, para crear el protocolo que sustituya a Kyoto. Barroso dijo que a este ritmo, no habrá acuerdos.