Un poco tarde para quejarse por Opel
Lord Mandelson tiene razón. La venta de Opel grazna y camina como un pato proteccionista e intervencionista. Hay razones convincentes de por qué la Comisión Europea debería analizar rigurosamente la compra de las operaciones europeas de General Motors por la canadiense Magna. El Gobierno alemán logró que el comprador fuera favorecido, para ayudar a salvar los empleos domésticos en vísperas de unas elecciones legislativas, con una ayuda de 4.500 millones de euros en avales estatales. Parece que los trabajadores en otros países europeos, incluido Reino Unido, perderían sus empleos sin otra razón que la intimidación de Angela Merkel.
Pero sería mucho mejor si Mandelson, secretario de Comercio de Reino Unido, no hubiera promovido previamente las percepciones que tenía preparadas para jugar él mismo la partida del subsidio. Prometió unos 400 millones de libras (440 millones de euros) de dinero público para mantener dos factorías funcionando en Vauxhall, la rama británica de Opel.
Los otros ofertantes por Opel estaban pidiendo menos dinero público y sus planes planteaban mayores recortes en la plantilla -sobre todo en Alemania, donde la mitad de sus empleados trabaja en algunas de sus plantas menos productivas-. Pero para ser justos, Magna planea recortar más de 4.000 empleos en Alemania -el 17% de la plantilla allí-. Esto no es mucho menos que el 20% de recortes planeado para Reino Unido. Y Bélgica, donde una factoría será cerrada totalmente, está en realidad mucho peor.
La dura realidad es que el sector del automóvil europeo habría estado mejor si se hubiera permitido que Opel se declarara en quiebra. Esto hubiera acabado con la sobrecapacidad de la industria de la noche a la mañana, incluso que significara que Merkel perdiera su trabajo del mismo modo que los trabajadores de Opel.
Todo lo que queda ahora es que la Comisión Europea dictamine sobre un acuerdo tan controvertido que incluso el ministro de Economía alemán, Kart-Theodor zu Guttenberg, expresó sus reservas -en términos generales, por las mismas razones que Mandelson-. Los dos ministros están ahora oficialmente negociando el asunto. Tiene que ser una conversación sorprendente.
Pierre Briançon