Los seis hábitos que pueden abrir las puertas del éxito
Piera ofrece en 'La charca silenciosa' una guía para alcanzar los objetivos.
Tangible o intangible, esa es la cuestión". Con la primera frase del epílogo de La charca silenciosa (Editorial Empresa Activa, 119 páginas) Gustavo Piera, su autor, denuncia que la sociedad actual "tiende a fundamentar todas sus verdades en aquello que se puede tocar, ver o contar. Es decir: bienes, capital, inmuebles, empresas... Sin embargo, somos en general, pobres o muy pobres en bienes intangibles: decisión, agradecimiento, reflexión, sentimientos". El entorno nos empuja a creer que el bienestar y la felicidad vienen de lo tangible y contable, pero Piera cuestiona que sea realmente así.
El autor se apoya en William James, que en 1905 revolucionó la psicología con la teoría de que el hombre puede modificar aspectos externos de su vida simplemente realizando un cambio en las actitudes internas de su mente. Eso es precisamente lo que persigue Piera a través de la fábula de las ranas que dejaron de croar: cambiar los hábitos de comportamiento del lector y provocar con ello un cambio interno mucho más importante.
El libro relata los problemas que se atraviesan en una charca en la que las ranas están tan desmotivadas y acomodadas que incluso han dejado de croar y saltar porque no encuentran ninguna razón para hacerlo. Seis de ellas son elegidas para embarcarse en un viaje en el que deben descubrir la razón para seguir habitando su charca y sobre todo para recuperar la ilusión y el sentido de la vida. El paralelismo es obvio para aquellos que, en algún momento de su vida, "se han dejado llevar, arrastrados por la monotonía y la rutina", explica Piera. "En la práctica hemos olvidado nuestras metas y actuamos sin ningún porqué". En esta situación, el autor, ingeniero, diplomado en alta dirección de empresas por el IESE y presidente de la consultora CMR Ibérica, introduce las claves que permiten descubrir a cada uno su porqué.
Por dónde empezar
"Queremos muchas cosas, pero hacemos poco por conseguirlas", explica Piera durante la presentación de su libro, organizada por la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) en Barcelona. ¿Y qué hay que hacer? El primer paso de su propuesta es decidir. "Tú decides lo que quieres ser y, si lo consigues o no, no es sólo mala suerte". El segundo, "pensar y visualizar adónde quieres llegar". El tercer paso induce a reflexionar sobre los sentimientos. "Cuando estás de mal humor, entras en una reunión y todos se ponen de inmediato enfadados", explica Piera para mostrar la importancia de las sensaciones. En una cuarta se invita a creer. "La fe, entendida como creencia firme, es capaz de hacernos superar todos los obstáculos, es el mismo fenómeno que analiza Pilar Jericó en No miedo, por el que los temores desaparecen cuando la creencia en que lograremos nuestro objetivo es sólida. Entonces, sólo quedarán problemas que obstaculizan nuestro camino, pero no lo paralizan". Como quinta y sexta parte del proceso, Piera anima a pedir lo que se necesita, con humildad, y siendo capaces de agradecer lo que creamos oportuno. Y recuerda que no es el trabajo el que induce al estrés, "sino la diferencia entre lo que estamos haciendo y lo que querríamos hacer".
Predicar con el ejemplo y pararse a pensar
Gustavo Piera, autor de La charca silenciosa, fundó en 1987 la consultora CMR Ibérica. Es consejero, consultor, coach y asesor de varias empresas, en las que ha formado a 33.000 profesionales. Una de sus aficiones, la navegación, le llevó a hacer un parón en su vida. "Estuve 28 días atravesando el océano Atlántico junto a tres amigos y uno de mis hijos", explica, "y me sirvieron para darme cuenta de que en realidad era un hámster que estaba dando vueltas en una rueda". Se quedó seis meses y empezó a reflexionar sobre la fábula de las ranas que aparece en su libro.El autor fue consciente durante su estancia en el Caribe de que el día a día "no nos deja ver nada más". Así que propone pararse a reflexionar sobre el modo de vida cada día cinco minutos, al acabar la jornada, "para no apartarnos de nuestro objetivo y conseguir que tampoco nos aparte la frenética actividad diaria".Otra de las ventajas de encontrar un porqué es que nos permite superar los obstáculos con energía. "No es que no nos atrevamos porque las cosas son difíciles, más bien las hacemos difíciles cuando no nos atrevemos", concluye.