Un ojo en los 11.000 y otro en la Bolsa china
Resulta realmente increíble que apenas un año después de que el sistema financiero mundial estuviera a punto del colapso, y tras transitar durante este año por la peor recesión desde la II Guerra Mundial, las Bolsas estén como unas castañuelas. El Ibex superó el viernes la cota de los 11.000 puntos y prácticamente se ha situado en los niveles previos a aquel fatídico 15 de septiembre, cuando se produjo la quiebra de Lehman Brothers.
Lo cierto es que los mensajes de los grandes organismos financieros y ciertos datos económicos parece que dan por concluida la salida de la crisis a nivel mundial -España es harina de otro costal-; y entre el optimismo de algunos y el maquillaje de carteras de otros, muchos inversores han comprado Bolsa y han tirado de las cotizaciones hacia arriba en una suerte de escalada irracional. Porque no es de recibo que, en una situación de incertidumbre como la que han vivido las economías y los mercados financieros, los índices de Bolsa hayan vivido un rally sin apenas precedentes por su intensidad y su breve lapso de tiempo.
En este devenir de acontecimientos que ha llevado a las Bolsas a niveles estratosféricos, llama la atención el papel que ha cobrado China. El gigante asiático está llamado a convertirse en la primera potencia en un futuro no muy lejano. Pero, hoy por hoy, ya se mide de igual a igual con las grandes economías.
La extraordinaria demanda que genera el país híperpoblado es uno de los factores que sacarán al mundo de la crisis. Y por ello, su mercado de valores se ha convertido en un termómetro clave, con cada vez más capacidad para influir sobre las cotizaciones de todo el globo. Esta misma semana hemos visto cómo el desplome de la Bolsa de Shanghai arrastraba al resto de los parqués, y cómo al día siguiente las Bolsas occidentales se recuperaban según lo hacía el índice asiático.
Todo lo que pase en China nos va a afectar cada día más. Y si bien es cierto que el índice de referencia mundial sigue siendo el Dow Jones, también lo es que la burbuja bursátil que se ha creado en China nos puede pasar factura si termina por pinchar.
Miguel Rodríguez. Jefe de Mercados en Cinco Días