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Tribuna
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'The latino woman'

Es admirable la pasión que despierta en los americanos el proceso de nombramiento de sus jueces, especialmente los del Supremo, probablemente porque es consciente de lo que hizo exclamar al francés Alex de Tocqueville en su Democracy in America en 1835, que apenas hay un problema político en los Estados Unidos que más tarde o más temprano no derive en una cuestión judicial.

Es interesante el largo proceso desde que el presidente Obama designó a Sonia Sotomayor para sustituir al dimisionario liberal David Souter en uno de los nueve sitiales que integran el Tribunal Supremo, con unas rigurosas audiencias, interrogatorios y debates en todos los medios de comunicación a fin de inquirir sobre los más diversos y recónditos espacios de la vida, trayectoria y forma de pensar y actuar de la candidata. Todos recordamos el calvario al que se sometió al juez afroamericano Clarence Thomas durante su nombramiento tras la acusación de acoso sexual por Anita Hill.

No cabe duda que la elección del presidente parece a priori muy acertada. A parte de tratarse de una jurista con brillante trayectoria y prestigio, con la elección de una mujer, hispana, hija de inmigrantes y católica, Obama cubre muchos flancos a la vez. Incrementa la reducida presencia de mujeres en el alto tribunal y nombra por primera vez un hispánico para el cargo.

Todo el proceso, que se inició con el nombramiento presidencial y terminará con la confirmación del Senado probablemente en los próximos días, consiste en asegurar que el candidato será un buen juez y que aplicará la Constitución y el derecho tal como lo aprobó el pueblo norteamericano, sin dejar influirse por sus personales creencias y convicciones, dado que el activismo judicial es rechazado por los norteamericanos.

Parece que Sotomayor tiene el nombramiento asegurado. La inmensa mayoría opina que se trata de un buen nombramiento y que la nominada promete ser una excelente justice. Pero, a riesgo de malquistarse con el voto latinoamericano, algunos republicanos la acusan de racista por el hecho de que en una conferencia en California en 2001 dijera que "una mujer latina inteligente, con la riqueza de sus experiencias, llegaría a una buena conclusión más frecuentemente que un hombre blanco que no hubiese vivido tal vida", haciendo de ello el principal eje de su oposición, aunque la mayoría considera la frase sacada de contexto y en todo caso acertada puesto que lo mismo cabría decir de un hombre blanco con dichas experiencias frente a otras personas carentes de ellas.

Con esta elección, el Supremo americano ampliará el importante elemento de la diversidad y pienso que el mundo jurídico y judicial español, país que cuenta con una elevada proporción de inmigrantes, debería también plantearse el problema de la diversidad en este ámbito.

Ramón Mullerat. Ex presidente del Consejo de Colegios de Abogados de la UE. KPMG Abogados

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