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Columna
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EE UU y Suiza desenredan el 'caso UBS'

Los Gobiernos de Suiza y Estados Unidos pueden estar preparados para el acuerdo. En el último minuto, los dos han acordado un retraso de tres semanas en el caso de información-revelación contra UBS. El banco suizo está atrapado entre una demanda de Estados Unidos para revelar los detalles en 52.000 cuentas y un requerimiento legal de Suiza para proteger la privacidad de las cuentas de los clientes.

El proceso se suponía que iba a comenzar el lunes. El pasado miércoles, ambas partes tuvieron duras palabras. El Gobierno estadounidense estaba dispuesto a explicar cómo tomaría el control de los activos de UBS en Estados Unidos mientras el suizo planeó confiscar la información de las cuentas antes que permitir a los americanos que pusieran sus manos en ellas.

UBS podría hacer poco salvo mirar. Pero el banco y las autoridades suizas están claramente dispuestos a llegar a un acuerdo.

UBS se ha declarado ya culpable de los cargos relacionados con sus negocios en Estados Unidos. Al haber aceptado desde hace mucho que el secreto suizo puede no jugar un papel en la promoción de su franquicia de banca privada, sólo quiere conocer las nuevas reglas, para así poder empezar a cumplirlas.

Suiza querría eludir las expediciones pesqueras -cuentas que se investigan sin prueba de posible fechoría- pero no está en una gran posición para defender sus principios bancarios. El país está en proceso de negociación y ratificación de 12 acuerdos de doble imposición que permitirá, por primera vez, a los Gobiernos extranjeros pedir información de cuentas para identificar claramente a evasores de impuestos sospechosos.

En público, Estados Unidos no ha mostrado apetito por otra cosa que una rendición incondicional. Pero ahora que el Gobierno suizo está defendiendo al mayor banco del país, puede ser que se lo estén pensando bien en Washington.

La preocupación diplomática ayudaría a que el Gobierno suizo salga con dificultad de algunas concesiones. Por ejemplo, EE UU puede acordar no demandar datos sin alguna prueba de comportamiento sospechoso.

Incluso, para los suizos, en relación a otros paraísos fiscales tradicionales, la gran batalla está ya casi perdida. Esos países solían desatender de forma benévola la evasión fiscal por clientes de banca como arma competitiva. Esta suerte de arbitraje ético ya no es defendible

Edward Hadas

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