Identidad y misión de las cajas de ahorros
Los objetivos del FROB, aprobado el pasado viernes por el Consejo de Ministros, son la gestión de la reestructuración de las entidades financieras y el reforzamiento de los recursos propios en los procesos de integración, lo cual deja bien claro que asistiremos a una importante reconversión del sector. Sobre ello, y aunque quizás a alguien le resulte anacrónico el título, creo necesario levantar un estandarte en favor de la defensa del modelo tradicional de cajas de ahorros, identificadas y comprometidas con sus áreas de actuación, aspecto que hasta la fecha hemos venido defendiendo como un factor diferencial y valorado por más del 50% de los clientes y usuarios del sistema financiero.
En este totum revolutum con efectos mediáticos al que venimos asistiendo en los últimos meses rápidamente hemos casi olvidado el modelo de gestión, basado en nuestra RSE, que considerábamos comprometido con la sociedad y que tiene como exponente final el importante papel que han desempeñado las cajas y su obra social en el desarrollo socioeconómico experimentado durante lustros.
Volviendo a la evidente situación crítica del sector, y sin pretender explicar a nadie cuestiones básicas, son tres los factores que nos permiten determinar la salud de una entidad: la solvencia, reflejada por su nivel de recursos propios; la liquidez, es decir, la capacidad y disponibilidad de seguir prestando y financiando a terceros, cuestión ésta fundamental para la generación de negocio recurrente, y la morosidad, por el requerimiento de dotaciones a realizar con cargo a los beneficios generados. Y, por supuesto, todo ello bajo un diagnóstico o chequeo general definido por su rating.
Y aquí llega el momento de poner sobre la mesa que no todas las ovejas son del mismo color. Que hay entidades que vienen haciendo los deberes a tiempo. Que no asistimos a una pandemia financiera, sino a casos de diverso nivel de gravedad en enfermedades diferentes. Por ello, la medicina a aplicar dependerá de los síntomas y de la enfermedad en cada uno de los casos.
En esta situación, en opinión de unos, y casi deseo de otros, aparece la posibilidad de que varias cajas, a través de diferentes mecanismos, puedan ser privatizadas e incluso sean adquiridas por bancos. No estoy en contra de ello, pero que quede claro que eso es una posibilidad, no es una obligación. Nadie compra ni vende en contra de su voluntad. Ni tampoco a nadie le fusionan obligatoriamente. Cuando enfermamos, nadie está obligado a acudir al médico; eso sí, en la enfermedad financiera hay actuaciones de obligada prescripción facultativa del Banco de España.
Nosotros, desde las entidades que venimos superando nuestros reconocimientos médicos, y sin arrogancia pero tampoco con contagio obligado, apostamos por una curación del enfermo a través de la aplicación de distintas terapias, en la línea del FROB: transfusiones sanguíneas o refuerzos de la solvencia cuando haya que recuperar el músculo financiero, cirugía cuando haya posibilidad de vivir dignamente. Y trasplantes arriesgados -es decir, fusiones-, cuando sean indispensables y los órganos a intercambiar sean compatibles.
Respecto a la posible privatización del sector, y opinando ahora por mí mismo, no la comparto. Seguimos apostando por el modelo tradicional de cajas: identidad, compromiso y misión. Nuestra caja no ha necesitado ni emisiones de deuda ni ha acudido sistemáticamente a las subastas del tesoro. Nuestra liquidez estructural es de las más altas del sector y los ratios de los factores básicos de nuestra salud financiera, a los que antes me refería, ahí están.
Decía que a nadie le fusionan con nadie por obligación. Recientemente intentamos hacer la nuestra; primero a tres y luego a dos. La voluntad desde las entidades era clara, pero no prosperó por las razones ya conocidas. Lo intentaremos nuevamente tras la tormenta, ya que tenemos buenos buques para hacer la travesía de la crisis. Y en nuestro mismo caso hay unas cuantas entidades cuyos árboles sanos no deben confundirse en el conjunto del bosque afectado, en una proporción importante, por la plaga.
Insisto en que es muy importante para la competitividad del sistema financiero que podamos seguir aplicando nuestro modelo sostenible de gestión, basada en el compromiso y en el desarrollo socioeconómico de nuestras áreas de actuación y en el reparto de nuestro dividendo social. Y, por supuesto, en la soberanía de decisión de nuestras asambleas.
Xabier Iturbe. Presidente de la Kutxa