Más luz para la nueva tarifa eléctrica
A partir del próximo 1 de julio se termina la facturación bajo tarifa y entra en funcionamiento el mercado libre de la electricidad. El cambio afecta a 25 millones de hogares y a 1,3 millones de pymes. Y a tan sólo diez días de la entrada en vigor de la norma, una buena parte de los involucrados desconocen el efecto que la reforma va a tener sobre sus bolsillos y qué trámites deben afrontar para adaptarse a ella. Tanto el Gobierno como las compañías eléctricas han hecho un esfuerzo claramente mejorable para explicarlo. Valga como muestra que el pasado viernes el Consejo de Ministros creó una oficina -costeada por las eléctricas- para informar a los clientes de los cambios que se les avecinan en tan sólo semana y media.
El primer efecto a considerar ante este cambio de escenario legal es que las familias apenas notarán la reforma, pues continuarán sometidas a un precio regulado por el Gobierno denominado de tarifa de último recurso (TUR). Aunque sí cambia el sistema tarifario, en la práctica no se producirán grandes variaciones en los próximos recibos. Las familias tampoco deberán preocuparse por las tramitaciones, pues aunque se han creado cinco nuevas empresas -que serán las únicas comercializadoras con TUR-, son meras divisiones de las grandes eléctricas que operan en España (Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Hidrocantábrico y Eon). Y ellas se encargarán de todo sin que, prácticamente, se enteren de nada los usuarios.
Algo muy distinto sucederá con las pymes, generalmente suministradas en baja tensión y con más de 10 kilovatios de potencia. Las que estén en este caso quedan fuera de la tarifa regulada de último recurso y están obligadas a modificar su actual contrato y acudir a alguna de las 23 comercializadoras que, de momento, operan en el mercado libre. De no hacerlo, se encontrarán con la sorpresa de que serán penalizadas con un sobrecoste del 5% durante el primer trimestre y cada nuevo trimestre que continúen sin modificar su contrato, sumarán otro 5%. El Gobierno no ha difundido cuántas pymes han abandonado ya el actual modelo tarifario para acudir al mercado libre. Pero todo apunta a que, al menos hasta este momento, no son la mayoría.
La situación no es baladí y merecería una acción de difusión más allá de una carta explicativa adjunta con el último recibo de la luz. No estaría de más una campaña más intensa e incluso un contacto más directo con el universo de las pymes. De momento, lo más sorprendente del asunto es que esas 23 comercializadoras no se hayan lanzado ya a captar clientes entre ese colectivo de pymes. Sin embargo, no hay que desesperar. Aún hay margen para que la liberalización surta el efecto deseado: un aumento de competencia que contribuya a ofrecer mejores servicios a un menor coste.