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Valor a examen

Iberdrola afronta los efectos de la ampliación de capital

Sin obviar la aminoración en el beneficiopor acción, la mayor parte de los analistas se centra en que la operación fortalece el balance y es beneficiosa a medio plazo.

Mantener las calificaciones que otorgan las agencias de rating y fortalecer su endeudado balance por la vía de la ampliación de capital son objetivos que se han impuesto a otras cuestiones en Iberdrola. El equipo directivo de la eléctrica, pese a las consecuencias inherentes a estas operaciones, ha realizado esta semana su tercera ampliación en tres años; en esta ocasión la transacción se ha elevado a 1.325 millones de euros -un 5% del capital- y las nuevas acciones se han colocado a 5,3 euros entre inversores institucionales.

El efecto en Bolsa se hizo sentir básicamente el primer día, en el que se dejó un 6,09% hasta 5,55 euros, mientras que en las dos jornadas siguientes el comportamiento ha sido discretamente alcista. Pero esa caída se une a un año nada bueno en el que pierde un 11,98% hasta los 5,63 euros a los que cerró el viernes.

Los analistas destacan otros lógicos efectos. Para el equipo de Fidentiis, la ampliación implicará una dilución del beneficio por acción del 4% en 2009 y del 3,8% en 2010 y en 2011. Estos impactos y otras conclusiones son los que han llevado a algunos brokers y bancos de negocio a reducir el precio objetivo de la eléctrica, aunque la mayoría ha ratificado las recomendaciones anteriores.

En ese grupo están Goldman Sachs, que se lo ha rebajado desde los 8,7 euros a 8,5 euros; Deutsche Bank, a 6,5 euros desde 6,9 euros, mientras que Societé Générale sólo se lo recortado a 6,1 euros frente a los 6,2 euros, porque "es necesario descontar el nuevo número de acciones", opina el analista de la entidad francesa. Hay otros en esa misma línea, como BPI, pero sin que en ningún caso de momento se hayan tomado decisiones drásticas. Incluso Merrill Lynch le ha subido el precio objetivo a 7,3 euros desde los 7,2 previos.

Aunque no todos los analistas aplauden la decisión de Iberdrola ni las formas -sin derecho preferente a los accionistas-, e incluso algunos señalan que no la entienden, lo que sí asumen es que la empresa está muy comprometida con reducir su deuda, que a 31 de marzo se elevaba a 31.175 millones de euros. Antonio Cruz, de Banesto Bolsa, la valora positivamente en cuanto permitirá a la compañía fotalecer el balance -mantener el rating A- y evitar el alza de los costes financieros-, y al mismo tiempo sostener el plan de inversiones.

Y Víctor Peiró, de Caja Madrid, resalta que la ampliación ha tomado por sorpresa al mercado. Pero añade que "si se pone en un lado la dilución, que sólo es del 5%, y en el otro la reducción del riesgo financiero, pensamos que el balance puede ser positivo a medio plazo".

Los mensajes que el equipo financiero de Iberdrola envió a los analistas y a los gestores poco después de materializarse la transacción apuntaban en varias direcciones. En primer lugar al objetivo de dejar la deuda al concluir el año en unos 26.000 millones, y también al mantenimiento de las previsiones de resultados y la política de dividendos, que aumentarán en la misma línea que los beneficios.

Antonio López, director de renta variable de Fortis, aunque indica que cuenta con innegables impactos negativos, considera que se ha hecho de forma muy eficaz: con rapidez, sin crear incertidumbres y lanzando el mensaje que existía demanda para las acciones. El descuento de la colocación, algo por encima del 7%, ha sido inferior a otras similares recientes.

López, que está entre los expertos que estiman que detrás de esta decisión está una posible rebaja del rating si no mejoraba sus ratios de apalancamiento, destaca que la dilución del beneficio por acción no llegará el 5%, ya que Iberdrola aumentará algo los beneficios por la reducción de los costes financieros al destinar los fondos a rebajar la deuda.

También de UBS se pone de manifiesto que el aumento de capital podría ser positivo por aminorar el riesgo y con un coste mínimo de dilución para el beneficio por acción. Desde Nomura se cita igualmente la rapidez.

Sin embargo, Nicolás Fernández, de Ibsecurities, que asevera que se trata de una mala noticia para la eléctrica, dice que el tamaño de la ampliación es pequeño, en el mercado se rumoreaba que podría elevarse al 16% de la capitalización. "Iberdrola no soluciona todos sus problemas, se hacen más evidentes". No obstante, Ibersecurities no cambia el consejo de comprar.

Otros objetivos buscados por Iberdrola con esta ampliación, que en la reunión con los analistas calificó de "técnica", es reducir la presión a la que está sometida la acción. Y, al mismo tiempo, sobre algunas de sus participadas ante la eventualidad de una reducción o salida de su capital. Son los casos de Gamesa, EDP y de Renovables, en algunos informes se había estimado que bajaría su participación del 80% actual.

Escaso efecto dilutivo para ACS

La posibilidad de que uno de los objetivos de Galán haya sido la dilución de la participación de ACS, su primer accionista si se computa la participación a través de derivados, no parece sólida. Las diferencias con el presidente de la constructora, Florentino Pérez, al que no ha dado acceso al consejo, se mantienen, pero el efecto de resta por esta ampliación es irrelevante. ACS que tenía un 12,6% el capital pasa ahora al 11,9%. La pugna sigue casi donde se dejó.

Dificultades para vender activos

Otro tema central que está detrás de la decisión del grupo que preside Ignacio Sánchez Galán es la dificultad para vender activos pocos líquidos como son centrales eléctricas, plantas gasistas o cualquier infraestructura energética de transportes. Y esto es una realidad tanto en España, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos como en Brasil. Del plan de desinversiones comprometido, que ascendía a 3.000 millones de euros, queda por materializar unos 1.800 millones. Pero el dinero hasta ahora obtenido ha sido en base a desprenderse de Galp, del 10% de Gamesa o con la venta de autocartera. Otras vías muestran los problemas que ahora existen en el mercado, no sólo de financiación sino también de sentimiento. La mayor parte de las empresas se afanan en planes de ajuste de inversiones y ahorro de costes. En este contexto, Iberdrola prefiere no vender a precios más bajos y relajar un poco el calendario de desinversiones.No obstante, desde Ibersecurities se subraya que tendrá que seguir por ese camino, que, a juicio de esta entidad, "sigue siendo la mejor opción". Puntualizan que la eléctrica opta por retrasar las ventas a 2010 para cumplir con el objetivo de beneficios netos de 3.500 millones, que sería "inalcanzable de otra manera".En este complicado contexto, que no es para nada exclusivo para las empresas del sector, el director de renta variable de Fortis prevé que las ampliaciones de capital crezcan en forma exponencial en los próximos meses. Iberdrola descarta otra próxima, así como en Renovables.Y César González de M&B, califica la decisión de la eléctrica de racional, destinada además a ahuyentar posibles temores de los mercados.

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