Ladrillos tóxicos a precios tóxicos

Nuño Rodrigo - 19/06/2009

Un vídeo que circula por Youtube muestra a una excavadora demoliendo urbanizaciones recién acabadas en Victorville -a 150 kilómetros de Los Ángeles-, cuyo mantenimiento es más caro que la demolición. Una forma un tanto primaria de amortizar el exceso de inventarios.

En España el bulldozer no ha sustituido a la grúa, pero el ritmo de venta de viviendas ha caído a la mitad, y todo apunta hacia un pantagruélico empacho de inventarios. Según el INE, en 2008 se finalizaron 615.000 casas y se vendieron 558.000. De ellas, sólo 284.000 eran de nueva construcción. Así, en ese periodo se acumularon más de 300.000 casas sin vender. En el primer trimestre de 2009 se vendieron 81.000 viviendas, 59.000 de ellas nuevas, y en ese periodo se han finalizado 100.000. El gap entre casas terminadas y vendidas es de 40.000 viviendas, que serían 120.000 en un año y, sumadas a las de 2008, 420.000 casas de sobra. Esto es sólo una parte.

El periodo medio de construcción de una vivienda es de dos años pero, hoy por hoy, promotor retrasa la finalización de la obra -se ahorra cuadrilla- y la salida al mercado. Entre 2006 y 2007 se iniciaron 1,38 millones de casas. En 2008 se finalizaron 616.000, y si en el resto de 2009 se mantiene el ritmo actual, se terminarían otras 400.000; algo más de un millón. Así, habrá 350.000 casas iniciadas hace dos años pendientes de finalización.

Entre casas no vendidas y retrasadas, el exceso de stock generado en 2008 y 2009 puede rondar las 750.000 viviendas, con las cautelas que obliga un cálculo de trazo tan grueso. Más las 360.000 iniciadas desde 2008, y sin contar el stock acumulado antes de 2008. Aunque no se iniciase ni una sola vivienda más, el mercado tardaría cuatro años en absorber el stock. A no ser, claro, que alguien tire de bulldozer, como en Victorville. O se le ocurra que, quizá, hipotecas de 1.000 euros no sean compatibles a largo plazo con salarios de 1.000 euros. Lo tóxico no son los activos, son los precios.