El Supremo de EE UU frena la venta de Chrysler
El Tribunal Supremo decidió ayer bloquear temporalmente la venta de Chrysler al grupo Fiat, un capítulo clave para su salida del concurso de acreedores y que en muy buena medida va a determinar el modelo por que transitará General Motors por un trance similar.
Apenas un minuto antes de las 16.00 en Washington, hora en la que en ausencia de una decisión se procedería automáticamente a la operación de compraventa, el Alto Tribunal decidió manifestarse y retrasar la transacción para oír las quejas de varios fondos de pensiones de Indiana que se oponen a la transacción. Estos fondos, acreedores de 42 millones de una deuda total de 6.900 millones de dólares, están además, en desacuerdo con el trato que se ha zanjado durante el concurso con los acreedores.
La decisión estaba en las manos de la juez Ruth Bader Ginsburg, magistrada ante la que los fondos solicitaron una acción de urgencia después de que un Tribunal de Apelaciones dictaminara contra ellos y diera su plácet a la venta ya aprobada por el juez que ha estado a cargo del concurso de la automovilística de Detroit.
Aunque a cierre de esta edición no se conocían los detalles de la decisión del Tribunal, la venta a Fiat queda ahora en un relativo peligro puesto que de no cerrarse, el 15 de junio, la italiana podría abandonar el trato y dejar a Chrysler ante una única y dolorosa opción: la liquidación.
El Gobierno, que se ha implicado en el salvamento de esta automovilística hasta el punto de forzar esta operación con una Fiat que no tenía tanto interés, defendió ayer ante el Supremo esta venta ahora retrasada.
Un recorte
Tras el concurso, Chrysler ofrecerá a los tenedores de sus bonos 2.000 millones de una deuda de 6.900 millones. Es decir, unos 29 centavos por cada dólar. Los fondos de Indiana compraron la deuda, 42,5 millones en julio de 2008, por 43 centavos de dólar.