El colapso de la inversión en equipo amenaza el día después de la crisis
El producto interior bruto de España se contrajo en el primer trimestre un 3%. El desglose de la peor caída de actividad en medio siglo incluye datos especialmente inquietantes, como la aceleración del desplome de la inversión en maquinaria.
Si los datos adelantados en las últimas semanas por el Banco de España y el Instituto Nacional de Estadística no eran suficientemente malos, los desglosados ayer por el INE en su contabilidad nacional los empeoran en una décima: en el primer trimestre del año, el producto interior bruto cayó un 3% en tasa interanual, y un 1,9% sobre el trimestre anterior.
La demanda interna abundó en su desplome, al caer 5,3 puntos (2,3 más). La aportación del sector exterior sirvió para maquillar las cuentas, con una aportación positiva para el PIB de 2,3 puntos que repite la del trimestre anterior. Pero esa aportación se debe a que la importaciones, a tono con la demanda interna, caen aún más rápido que las ventas al exterior. Y eso que, lastradas por la recesión de los grandes países del euro, las exportaciones agravan su caída hasta el 19%.
En el enjambre de líneas descendientes (y aceleradas) que se representan con los datos difundidos ayer por Estadística, tal vez el más preocupante sea el de la inversión en bienes de equipo: el 18,6% de caída interanual dobla el descenso del trimestre anterior, y dibuja sombras sobre el día después de la crisis, la descapitalización de la economía hará más difícil recuperar niveles de crecimiento compatibles con la creación de empleo.
El consumo de los hogares y la inversión en maquinaria aceleran su deterioro hasta duplicarlo
Más esperado era el deterioro del consumo privado, acorde con el aumento del paro y la crisis de confianza que afecta a las familias en general. El descenso del 4,1%, agrava el 2,3% de caída en el trimestre anterior.
La noticia menos mala del desglose del INE la aporta la construcción: por el lado de la oferta, cayó un 8%, igual que en el trimestre anterior, lo que supone un cierto alivio después de nueve meses de caída acelerada. Esa estabilización a la baja se debe, según reconoce el Gobierno a la intervención pública en la economía, fundamentalmente con el fondo de desarrollo local de 8.000 millones de euros.
La sangría del empleo eleva un 3% la productividad
Los datos publicados ayer recogen un mal menor al que algunos tratarán de agarrarse como a un mástil partido en mitad de la tormenta: en el conjunto de la zona euro, la caída del producto interior bruto en el primer trimestre (4,2%) supera ampliamente a la española. Sin embargo, la fuerte elasticidad del empleo respecto a la actividad económica que sufre España ha llevado a una sangría de puestos de trabajo que no se ceba igual con Europa: en el primer trimestre se perdió un 6% del empleo en tasa interanual, fruto del desgarro en la construcción (25,6%), la industria (10,4%) y, en menor medida, los servicios (1,1%). Todo ello llevó a una caída en la remuneración de los asalariados del 2,1%, aunque, a sensu contrario, mejoraron sensiblemente la productividad por trabajador, que crece a ritmos del 3,1%. En el reparto de rentas, sólo mantiene una evolución positiva los beneficios empresariales: pese a la fuerte desaceleración, aún crecieron un 1,6%.