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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los resultados, coherentes con la recesión

Las empresas españolas que cotizan en el Ibex ganaron durante el primer trimestre unos 9.700 millones de euros, casi un 31% menos que hace un año. Aunque indudablemente supone un mal dato, hay que partir del condicionante de que el PIB español decreció un 2,9% en términos interanuales durante esos tres meses. Por tanto, las grandes cotizadas españolas han registrado unas cuentas coherentes con lo que pasa en la actividad y dada su diversificación geográfica y del negocio están aguantando mucho mejor que las medianas o pequeñas compañías, algo completamente previsible.

Además, la espectacularidad del descenso se explica, en parte, en que la comparación se realiza contra el primer trimestre de 2008, cuando la recesión era todavía un susurro, y cosecharon unos beneficios récord, con un crecimiento todavía del 22%, un listón difícil de batir incluso sin recesión planetaria. E igualmente, queda distorsionado con la incorporación de ArcelorMittal en el selectivo, ya que sin la siderúrgica la caída quedaría reducida al 15%. En todo caso, las grandes multinacionales españolas están sufriendo un fuerte desgaste, y sólo cuatro empresas han registrados pérdidas, un volumen relativamente bajo.

Sin embargo, no se debe descartar que los números rojos aumenten en los próximos trimestres si continúa la caída de la actividad económica. De momento, las empresas han vadeado la recesión a base de reducir sus márgenes, como se pone de manifiesto en la diferencia entre la caída de los beneficios (31%) frente a la de facturación (9%). Las compañías se han volcado en mantener su capacidad productiva a costa de reducir precios. Es una reacción lógica en un entorno de fuerte competencia como el actual, donde la única manera de combatir la caída de la demanda es con atractivas ofertas. Pero si la confianza no regresa a familias y empresas y las ventas no remontan, el margen podría agotarse, lo que aumentaría el número de empresas en pérdidas. O por contra, si los precios no dan más de sí, muchas se verán abocadas a ajustar todos los costes, incluido el laboral, que puede conllevar despidos.

Pero el consumo, especialmente el duradero, y la inversión no darán muestras de alegría hasta que se normalice el sistema financiero y el crédito vuelva a ser fluido y a unos precios asequibles. La banca debe ir acercando lo que cobra por sus préstamos al euríbor (1,63%) más un diferencial razonable. En un momento para gestores afinados, las empresas han comenzado a desapalancarse y aligerar su coste financiero. A 31 de marzo, acumulaban 221.439 millones de euros, un 4,6% inferior a la que registraban el pasado año. Eso les coloca en una situación más saneada para cuando remonte la actividad y vuelva la demanda y las oportunidades de inversión. Pero en el mercado local se precisa un buen conjunto de cambios normativos para que no sea España la plaza más arriesgada de las empresas locales, como ha ocurrido el primer trimestre.

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