¿Puede ser China el motor económico?
Se atisban los primeros signos de estabilización y la economía mundial podría registrar un crecimiento levemente positivo a final de 2009. Esta tendencia es más evidente en China, donde no sólo los índices de confianza sino también los indicadores reales se recuperan. Las cuestiones ahora son: ¿Podrá China arrastrar al mundo fuera de la recesión? ¿Y puede el consumidor chino tomar el relevo del norteamericano como motor de la economía global?
Unos simples cálculos dan las respuestas: no y no. El gigante asiático cuenta ya con el segundo PIB del mundo si se ajusta por poder adquisitivo. Aún así el PIB de China no llega a la mitad del de EE UU. Por tanto, cada 1% de crecimiento allí apenas compensaría una contracción de medio punto en los Estados Unidos. El diagnóstico es más concluyente si se mira al consumo, el 70% del PIB estadounidense pero sólo un 35% del chino. En esos términos, por cada 1% que se retraiga el gasto en EE UU, el consumo en China debería crecer un ¡4%! Pero la cuenta tiene truco: la población china cuadriplica la norteamericana. Por lo tanto hacen falta 16 chinos para igualar al gasto de un solo yanqui, y eso sin mencionar los muy diferentes patrones de consumo.
Esta conclusión es algo decepcionante pero enmascara una buena oportunidad de inversión. La recuperación china se basa en un masivo plan de infraestructuras que implica un uso intensivo de metales y energía. Además, con unas pautas de gasto energético similares a las de Japón o Europa en los 50, pasará pronto a ser el primer consumidor de petróleo. Puede que el milagro chino no sea suficiente para arrastrar al resto del mundo aunque sí para impulsar otra vez las materias primas, que son una buena inversión a largo plazo y el germen de los fantasmas inflacionistas de 2010.
Roberto L. Ruiz Scholtes. Director de Estrategia de UBS