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Tribuna
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Elecciones en la India

El próximo 16 de abril empezará el proceso electoral de las elecciones parlamentarias en la India, la mayor democracia del mundo con 714 millones de votantes, para elegir a los 545 representantes de la Cámara baja del Parlamento, bajo un complejo sistema que incluye cinco etapas y que concluirá el 13 de mayo. Los resultados se esperan para el 16 de mayo, y el nuevo Gobierno tomará posesión a mediados de junio.

Unas elecciones en la India hasta ahora eran consideradas con relativo poco interés en otros países. Sin embargo, el crecimiento espectacular de la economía india en los últimos años, el éxito de sus grandes multinacionales, el desarrollo de regiones como Bangalore, que se han convertido en imanes para atraer inversión, así como el deseo del país de jugar un papel constructivo a nivel geoestratégico global (marcado por el acuerdo de cooperación con Estados Unidos para el uso civil de energía nuclear) y su reciente éxito en los âscar han puesto al país en el centro del interés mundial.

Este interés está particularmente acentuado por el efecto equilibrante que la India puede desempeñar en un momento en que el resurgir de China se puede percibir como una factor desestabilizante, no sólo desde un punto de vista económico sino también geopolítico, y también por el papel que la India puede jugar en Pakistán, un polvorín con armas nucleares listo para explotar en uno de los rincones de más peligro del planeta.

La coalición en el Gobierno de la Alianza Unida Progresista, liderada por el Partido del Congreso (PC) del primer ministro Manmohan Singh, se enfrenta a una dura batalla para tratar de retener el poder en una elección en que la crisis económica y la seguridad nacional serán los temas estrella.

El principal partido opositor, el nacionalista Hindú Bharatiya Janata (BJP) está criticando duramente la gestión del Gobierno, al que acusa de ser incapaz de reducir el problema de la pobreza y de aprovecharse de los años de bonanza en que la economía crecía en una media del más del 8% para acometer reformas más profundas (éste parece ser un mal común, como bien sabemos en España).

Pese a las expectativas del Gobierno y de muchos observadores de que la India estaba mejor posicionada para poder hacer frente a la crisis económica global por el crecimiento del consumo interno, el país ha sido incapaz de escapar de los efectos de la crisis financiera que ya ha causado una desaceleración económica (entre octubre y diciembre la economía sólo creció un 5,3%) y un aumento del desempleo. Aunque la India tiene un sector financiero relativamente saneado y en gran parte en manos del Estado que no ha sido tan afectado por la crisis financiera, sigue siendo dependiente en las exportaciones, que representan un 20% del PIB, y por ello observa con gran preocupación el posible aumento del proteccionismo en otros países.

Al mismo tiempo, el reciente ataque terrorista en Bombay también ha hecho mucho daño a la alianza gobernante ya que ha abierto el flanco a los ataques del BJP, que acusa al Gobierno de debilidad contra el terrorismo y en su respuesta hacia Pakistán, al que se acusa de dar cobertura y apoyo a los terroristas.

Es muy difícil pronosticar el resultado de estas elecciones dado el tamaño del país y la diversidad de su electorado. Ya en las últimas elecciones celebradas en 2004, el Partido del Congreso, liderado por Sonia Gandhi, dio la sorpresa al derrotar de forma inesperada al gobernante BJP. Según los observadores, uno de los mayores riesgos de estas elecciones es el probable resurgir de los partidos regionales que pueden resultar en una fragmentación aún mayor del Parlamento y hacer más difícil la formación de una coalición gobernante, ya que parece muy improbable que el PC y el BJP puedan obtener una mayoría absoluta (en las últimas elecciones consiguieron 145 y 138 parlamentarios respectivamente).

Cualquiera que sea el resultado de estas elecciones, es de esperar que el nuevo Gobierno indio profundice en las reformas y políticas iniciadas por el primer ministro Singh, que permitan consolidar a la India como un país clave económica y geoestratégicamente en el nuevo siglo; así como que sirvan para reivindicar el valor universal de la democracia. El mundo lo necesita.

Sebastián Royo. Catedrático y decano en la Universidad de Suffolk en Boston

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