Cortinas de humo sobre el G-20
Diversos grupos de interés (eufemismo de la Comisión Europea para los lobbies) llevan meses intentando distraer al G-20 para que no acometa la reforma de los sistemas financieros anunciada. La firmeza de Europa y los vientos de aire fresco que soplan desde Washington parecen haber disipado las humaredas que intentan nublar la vista de los asistentes a la cita de hoy en Londres.
Primero fue el inminente hundimiento de los países de Europa del Este y la consiguiente división del Viejo Continente por un nuevo telón, esta vez, financiero. Después se anunció una fosa insalvable entre las posiciones de Washington y Bruselas, centrada la primera en la recuperación a corto plazo y la segunda, en las soluciones a largo plazo.
Tras el fracaso de esas dos tácticas de distracción, ha entrado en escena el fantasma del proteccionismo y ya se augura un cataclismo comercial sólo comparable al de los años 30 del siglo pasado. Para evitarlo, la primera tarea de la reunión que empieza hoy en Londres debe ser "no hacer daño", como afirma esta semana en su editorial el prestigioso semanario ultraliberal The Economist.
El Pravda del capitalismo toma esa expresión de la jerga de los procesos de liberalización comercial y alude al compromiso de los miembros de la OMC de no recurrir a subsidios ni a restricciones que "dañen" el tráfico de bienes entre países. Pero sin duda la revista británica sabe que la propia OMC indicó la semana pasada en un informe que, de momento, "no hay indicios (...) de proteccionismo de alta intensidad".
La Organización que dirige Pascal Lamy atribuye la caída del comercio (del 9% estimado para este año) a la menor demanda y a un efecto estadístico derivado del sistema de cómputo de las transacciones comerciales en el proceso de producción, distorsionado al alza y a la baja porque suma cada vez que un componente cruza una frontera. "De lo que se deduce", dice la OMC, "que las fuertes subidas o caídas en los números del flujo comercial no deben interpretarse como una guía exacta sobre lo que está ocurriendo realmente en términos de ingresos y empleo".
Algunos quieren despistar al G-20 con ese espejismo estadístico para que se olvide de AIG, de Madoff y de "los hermanitos Lehman", como llama Felipe González al quebrado banco de inversión. Aunque cuentan entre sus filas con un aliado tan influyente como The Economist, parece que, de momento, no lo han consegudo.
Foto: Escultura de Eduardo Paolozzi (1995) en la National Library de Londres (B. dM., 1-4-09)