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Reestructuración en el motor

Obama achaca a la 'falta de liderazgo' la crisis de la industria de Detroit

El presidente apunta que GM podría tener que optar por una suspensión de pagos tutelada por Washington. Chrysler sólo tiene una alternativa: la fusión con Fiat.

El Gobierno de EE UU cogió ayer con firmeza el volante de General Motors y Chrysler, dos empresas al borde del colapso debido al 'fracaso del liderazgo desde Washington a Detroit'. Ese fue el diagnóstico del problema que hizo ayer Barack Obama al presentar las alternativas de su Administración para estos dos iconos de la industria americana. El Gobierno dio el primer paso el viernes al pedir la dimisión del consejero delegado de GM, Rick Wagoner y el lunes concedió una última oportunidad a esta empresa para optar a ayudas que garanticen su futuro. Para Chrysler, el futuro pasa, necesariamente, por la fusión con Fiat.

El presidente afirmó que desde hace décadas los problemas de Detroit se han disimulado y no se han tomado decisiones duras 'incluso cuando veíamos que los competidores extranjeros nos adelantaban'. 'Bien', dijo Obama en tono ejecutivo, 'hemos llegado al final de ese camino. Como nación no podemos permitirnos eludir nuestras responsabilidades durante más tiempo'.

Y la lista de tareas es dura para un sector que en el último año ha destruido 400.000 empleos. Obama mostró profusamente sus simpatías con los trabajadores a quienes liberó de culpa en la situación, algo que no hacen quienes rutinariamente cargan contra el sindicato UAW y las prestaciones sociales de esta industria. Pese a ello, dijo que la reestructuración debe 'merecer el dinero de los contribuyentes'. De momento, el equipo de expertos del Gobierno ha rechazado por insuficientes los planes de viabilidad que GM y Chrysler presentaron como condición para optar a una segunda ronda de ayudas valoradas en 21.600 millones de dólares (16.390 millones de euros) y que se unirían a los 17.400 millones (13.200 millones de euros) que recibieron en diciembre. Desde Washington se pide un cambio radical que posiblemente implique una merma en el tamaño de la industria.

En el caso de GM, los responsables del Gobierno consideran que se han hecho muchos avances en el desarrollo de tecnologías sostenibles y creen que la batalla de la empresa pasa por unos recortes de costes más agresivos que los vistos hasta ahora. Obama dijo ayer que los gestores de la compañía, ahora capitaneada por Frederick Henderson, deben preguntarse si la reducción de marcas es suficiente, si se ha saneado el balance o se está creando un modelo de negocio para competir en los mercados globales. La Casa Blanca va a conceder financiación durante dos meses a la empresa para que ponga en marcha un duro plan de reestructuración. GM no tiene beneficios desde 2004 y pese a reducir su capacidad, ha perdido 83.000 millones de dólares (62.940 millones de euros) desde entonces.

Sin embargo, la situación más grave es la de Chrysler. El Gobierno no ha pedido la cabeza de Bob Nardelli, su consejero delegado, pero ha concluido que esta empresa no es viable por sí misma no importa cuan profundos sean sus recortes de costes. La compañía, propiedad del grupo Cerberus, tiene un volumen muy pequeño para justificar las grandes inversiones necesarias, por eso concluye que en lo único que le puede ayudar es dando facilidades para la venta a Fiat, algo para lo que Nardelli tiene 30 días.

Con todo, la opción que el Gobierno favorece para ambas empresas es una suspensión de pagos para emerger de ella 'rápidamente y más fuertes'. El presidente dijo que el Gobierno ayudaría a las automovilísticas en caso de que se acudiera a este proceso y comprometió la garantía del Estado sobre los servicios de talleres, lo que podría garantizar la continuidad de las ventas. Según The Wall Street Journal, el objetivo sería dividir las compañías en una GM 'buena' o viable y otra con activos dañados. En el caso de Chrysler, la compañía 'buena' se fusionaría con Fiat.

Para dinamizar las ventas en un momento que Obama admitió que era duro, el Ejecutivo acelerará las compras de sus flotas y estudiará la adopción de un plan similar al Prever español u otros ya ensayados en otros países europeos.

General Motors ve más probable el concurso

'En los próximos 60 días, GM tratará de mejorar la viabilidad de la empresa a largo plazo. Preferimos hacer esta reestructuración fuera de los juzgados (sin suspender pagos), sin embargo, GM dará los pasos necesarios para tener éxito, algo que puede incluir un proceso supervisado por el juez'. Así, mediante un comunicado, la empresa no descartaba ayer la vía de la suspensión de pagos sugerida por Barack Obama. Los expertos creen que un proceso rápido como plantea Washington es imposible dado el tamaño de GM.En la Casa Blanca, dejan, por si acaso, abierta esta posibilidad aunque confían en que la compañía pueda reducir en más de dos tercios su deuda y reducir los costes sanitarios de sus pensionistas. El Gobierno proveerá financiación a GM durante dos meses con tal fin.Obama dijo ayer que el Ejecutivo no tiene 'ningún interés en gestionar GM. Lo que queremos es dar una oportunidad para que haga los cambios que necesita'. El presidente, no obstante, ya ha forzado la dimisión de su consejero delegado, ha decidido a su sustituto, Frederick Henderson (en la foto) y mandará un equipo a Detroit para tutelar los cambios.

La única solución para Chrysler pasa por Turín

Chrysler ya ensayó el eje Detroit-Stuttgart hace más de una década. Ahora tendrá que intentarlo con Turín, la sede de Fiat, una compañía que ayer parecía haber pactado la compra del 20% de Chrysler con la empresa de capital riesgo Cerberus, su propietario Obama alabó ayer la 'impresionante vuelta' en la gestión hecha por la empresa italiana y señaló los avances en nuevas tecnologías más eficientes. El presidente ha ofrecido un solo mes a Chrysler para cerrar un trato de venta. Las negociaciones se pararon después de que la italiana ofreciera parte de su tecnología a cambio del 35% de participación en la empresa americana. Aquel pacto se rechazó porque se consideraba que se daba una excesiva ventaja a Fiat frente a los contribuyentes para poder rescatar su inversión una vez que se recuperara Chrysler.Ahora, los equipos negociadores tienen que afinar más, porque aunque Obama ha dado su apoyo en una suspensión de pagos, no hay más plan B para esta compañía. Ayer, Bob Nardelli dijo que se tenía un acuerdo marco con Fiat, pero no se ha cerrado pues aún hay 'obstáculos significativos '.

El nuevo jefe de Detroit

 

Barack Obama

No podemos, no debemos y no vamos a dejar que nuestra industria desaparezca sin más.... Pero no podemos excusar malas decisiones. Y no podemos hacer que la supervivencia de nuestra industria se sustente en un continuo flujo de dinero público'.Lo que pedimos que se haga es difícil. Requerirá decisiones duras'.Esta reestructuración, difícil como será en el corto plazo, no supondrá el fin si no un nuevo comienzo para una gran industria Americana'.Hemos llegado al final del camino; no podemos permitirnos eludir nuestras responsabilidades'.

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