Dividendos chinos
Los banqueros suelen hablar mucho sobre inversiones estratégicas, pero evitan mencionar su hermanastra: la inversión estratégica negativa. Así llamamos cuando deshacerse de unos stocks comporta más pérdidas que ganancias al quedárnoslos. Consideremos las participaciones de los bancos occidentales en prestamistas chinos. Mientras que algunos las han vendido, otros creen que la diplomacia es la mejor política.
Goldman Sachs es uno de los diplomáticos. Este año renunció a su derecho a vender una participación del 4,9% en el Banco Industrial y Comercial de China . En vez de ello mantendrá su 80% de la compañía hasta 2010. HSBC no cede su participación del 19% en Bank of Communications.
Estas inversiones ya han vomitado una buena cantidad de efectivo. Goldman compró 2.600 millones de dólares de ICBC en 2006 y parece que ha recibido cerca de 1.000 millones en dividendos. HSBC ha cosechado 580 millones en dividendos de su inversión de 2.200 millones.
Pero son las ganancias sobre el papel lo que realmente impresiona. El valor de mercado de la participación de Goldman ha aumentado en torno al 250%; las de HSBC, un 210%. Royal Bank of Scotland y UBS, que vendieron su participación conjunta del 6,5% en el Bank of China en enero sin ni siquiera doblar su dinero, deben estar celosos.
Si los propietarios no pueden vender, está claro que las ganancias son ilusorias. Es por eso que los bancos diplomáticos debaten ventajas adicionales, como vender tarjetas de crédito, seguros y productos de inversión a través de sus socios.
Esos beneficios son reales. Pero hay razones para argumentar que los bancos chinos ya no esperan introducciones multimillonarias de acciones para armar partnerships. Los prestamistas chinos quieren cualidades en áreas como la gestión de riesgo y la gobernanza corporativa. Capital es algo que tienen en abundancia.
Aun así, para los que ya han invertido, el valor estratégico negativo manda. UBS y RBS lo comprobarán. Ambos retienen una presencia en China, pero si su retirada de capital se toma mal, adiós a los acuerdos y las oportunidades de crecimiento.
Incluso si al final resulta que los que se van son los perdedores, los que han estado cerca de ellos no pueden descansar tranquilos. A medida que los bancos chinos se hacen más grandes e inteligentes, las oportunidades de fracaso de los demás disminuyen.
John Foley