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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Momento de acelerar las obras públicas

Las grandes constructoras van a proponer al Gobierno que apruebe un nuevo plan de inversión de infraestructuras adicional al ya existente. Lo hará formalmente David Taguas, el presidente de Seopan, y aspiran a obras por un valor de entre medio y un punto del PIB (de 5.300 a 10.600 millones de euros), con la oferta de que en parte sean financiadas con capital privado. Aunque de momento no lo han comunicado, las constructoras están elaborando un listado de obras concretas para presentar al Gobierno.

La propuesta de Seopan debe ser bien recibida, como todas las que contribuyan a paliar la crisis y acelerar la recuperación. Pero, por necesaria que sea la inversión pública en estos momentos para combatir el fuerte incremento del desempleo, las obras sólo se justifican si demuestran su valía económica y social, y también su urgencia. Habrá que esperar, por eso, a ver qué proyectos proponen las constructoras y, en ese momento, el Gobierno debe estudiarlos uno a uno, especialmente si las empresas están dispuestas a financiarlos con fórmulas de gestión privada.

Al margen de la pertinencia de las obras que puedan proponer las constructoras, Seopan tiene razón al demandar que se incremente la inversión en obra pública como medida anticrisis. Sin embargo, puede ser más eficaz acelerar las actuaciones previstas en el PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte) que planificar de repente nuevas actuaciones. El proyecto, aprobado en la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, es ambicioso en cuanto al capital a movilizar -250.000 millones de euros en 15 años- y también por su componente estratégico, pues se alarga hasta 2020. La apuesta por el ferrocarril, como forma de vertebrar el territorio nacional y como sistema de transporte de mercancías, es un acierto. Y a su favor cuenta con que se aprobó con un amplio consenso político.

No sería conveniente desviar recursos financieros hacia otras obras si, por lo menos, no tienen un impacto económico positivo tan claro. Además, muchas de las actuaciones del PEIT están ya en proceso avanzado, lo que permitiría iniciar las obras con mayor rapidez que si hay que empezar de cero con las nuevas propuestas. José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a acelerarlas al máximo para poder empezar a construir lo antes posible.

Y para cumplir con esta urgencia, el Gobierno hará bien si acepta la oferta de Seopan de financiar obras mediante capital privado. El PEIT establece que el 20% de los 250.000 millones lo aporten las empresas, pero de momento sólo se ha licitado el 12% bajo esta fórmula. La participación privada es fundamental para poder afrontar la inversión pública con un déficit fiscal que podría alcanzar el 6% del PIB. Y, lo más importante: conviene no olvidar que, para que todo esto funcione, la banca tiene que estar en condiciones de facilitar la financiación necesaria.

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