El compromiso de Telefónica

Telefónica ha mostrado su perfil más humano con un programa de bonificaciones en la factura de sus servicios, tanto en telefonía fija como móvil, para los abonados que tengan la mala fortuna de perder el empleo. Aunque tiene limitaciones, tanto en el número de abonados que podrían acogerse al descuento -hasta medio millón, que sean ya clientes desde al menos hace seis meses- como en la cantidad de ahorro -la mitad de la factura, pero sin superar los 20 euros por mes-, es la primera gran compañía de servicios que pretende hacer más llevadera la crisis a los colectivos más desfavorecidos, en línea con las iniciativas que el Gobierno ha puesto en marcha, como el aplazamiento de pagos de las cuotas hipotecarias. La generosidad de la operadora, que destinará unos 100 millones al plan, lleva aparejado un programa de captación de clientela de pymes, con el reclamo de un llamativo descuento durante el primer año de alta, siempre que sean empresas de nueva creación. Las dos partes del programa deben ser examinadas por la CMT; pero su componente social las convierte en irreprochables. Esta iniciativa de Telefónica obliga a la competencia a una réplica inmediata, que no puede abandonar un terreno de juego que proporciona rentabilidad social e imagen corporativa, aunque tenga un cierto coste financiero.