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Philippe Carpentier

'España es un buen país para crecer'

La firma de cosmética vegetal apuesta por el mercado español para expandirse connuevas tiendas. Hanempezado a renovar sus locales y prevén abrir 40 establecimientos hasta finales de 2010.

Acaba de tomar las riendas de la filial española de la firma de cosmética vegetal de origen francés Yves Rocher. Philippe Carpentier, nacido en l'Ille (Francia) hace 46 años, es licenciado por la Escuela Superior de Comercio de su ciudad natal y cuenta con un máster en distribución. Su primer trabajo lo consiguió en Leroy Merlin, donde permaneció durante 19 años. En 1993 fue nombrado director general de la división Leroy Merlin España, compañía en la que llegó a ocupar el cargo de vicepresidente del área internacional. En 2005 decidió dar rienda suelta a su vena emprendedora y fundó con otros socios la empresa de jardinería Delbard. Ahora sigue vinculado al mundo verde, pero en esta ocasión en el sector de la cosmética.

En plena crisis realizan un cambio de imagen dentro de la compañía, ¿están aprovechando este momento de incertidumbre para llevar a cabo los ajustes que necesitaban?

Hace dos años la firma comenzó a realizar encuestas entre más de mil mujeres clientas de Yves Rocher sobre el concepto de tienda que teníamos diseñado y la gama de productos y de servicios que ofrecíamos. La conclusión a la que se llegó es que nuestras clientas nos veían como un poco antiguos, estábamos perdiendo el sentido de un lugar de moda. Era necesario un reciclaje y un cambio de imagen. Empezamos investigando nuevos productos de cosmética vegetal, con nuevas líneas de productos más novedosos, e innovando para mejorar la marca. Y hemos decidido apostar por España como lugar estratégico para expandir nuestro negocio, que creemos que tiene mucho recorrido en este mercado.

¿Con la apertura de nuevos establecimientos?

Hemos decidido modernizar 50 tiendas en España y abrir algunas en lugares emblemáticos como la Gran Vía madrileña. Es un lugar de paso de mucha gente y es el mejor escaparate para poder desarrollar nuestro negocio. En estos momentos, la compañía tiene 200 tiendas en España y el objetivo es abrir una media de 20 establecimientos más por año hasta 2010. Y enfocamos la apertura de las tiendas desde tres modalidades: establecimientos propios, franquicias desarrolladas por mujeres independientes y tiendas donde Yves Rocher invierte pero la gestión es privada. El 98% de nuestras tiendas están dirigidas por mujeres, pero lo ideal es que sean parejas de mujer y hombre quienes abran los establecimientos. Ahora es la oportunidad para abrir franquicias.

¿Por qué?, ¿qué inversión se requiere para abrir una tienda de Yves Rocher?

Hay mucha gente que se está quedando en el paro y recibe una indemnización que puede invertir en montar su propio negocio. Si te quedas en paro es muy difícil que otra empresa en estos momentos te contrate porque casi todos los sectores están afectados por la crisis económica, así que es una buena oportunidad para montar un negocio propio y cumplir el sueño que tiene mucha gente, que es trabajar para uno mismo. La inversión media que se requiere para abrir una franquicia de Yves Rocher es de 150.000 euros, aunque disponemos de programas y de planes de financiación. España es un mercado estratégico para nosotros, es el segundo más importante después de Francia, donde tenemos abiertas 550 tiendas. Queremos reinventarnos y modernizarnos aquí. Es el momento de desarrollar y elevar nuestras cifras de ventas.

¿Es fuerte la competencia dentro del sector de la cosmética?

Desde hace 30 años en España ha habido cambios en las costumbres. Han aparecido marcas como If o Sephora que son una competencia fuerte y ahora hay que luchar por el liderazgo. Cuando aparece la competencia o cuando llega un momento de crisis es cuando las empresas despiertan y empiezan a mejorar lo que hacen y a innovar. A veces son buenos estos periodos porque te hacen despertar.

¿Les afecta directamente la crisis a ustedes?

La crisis se nota en todos los niveles y sectores, en el del automóvil, en el del bricolaje, en todos, y también repercute en la cosmética. Nadie es inmune a esta crisis, afecta a todos, aunque tenemos la suerte de que nuestros productos pertenecen a un segmento de gama media y la relación calidad precio es buena. Por eso somos valorados por nuestras clientas. Vamos a ver cómo se presenta este año y esperemos que no sea catastrófico. Cuando se presenta un momento difícil como el que estamos viviendo lo que hay que hacer, sobre todo si se necesita, como nos ocurría a nosotros, es renovarse, presentar un nuevo concepto, nuevos servicios, luchar contra la evolución negativa y reafirmar la calidad de la marca con un nuevo logotipo. Para nosotros, España es un buen lugar para que una empresa crezca. Hay que estar preparados para cuando todo esto pase.

Lleva apenas nueve meses en Yves Rocher, ¿ya se ha empapado de la cultura corporativa de la organización?

Es difícil llegar a conocer una compañía, para ello se requiere tiempo. De momento, me estoy formando en todos los tipos de productos de cosmética, en los valores de la empresa, en el tipo de estilo de dirección. Para mí lo prioritario es definir en España. nuestra estrategia y nuestros planes de comunicación, así como consolidar nuestro liderazgo. Todo esto con la crisis de fondo, pero estoy acostumbrado a trabajar en situaciones adversas. Cuando era responsable del área internacional de Leroy Merlin tenía relación con Brasil, un país en permanente crisis, y también se podía trabajar. Hay que acostumbrarse a todas las circunstancias, no sólo a los tiempos de bonanza, que son más fáciles de gestionar.

Ha dejado de dirigir su propia empresa, dedicada a la jardinería, para trabajar por cuenta ajena; ¿le estimula más trabajar para otros?

Cuando se presenta una buena oferta, no lo dudo, la acepto, porque me gustan los retos, tener posibilidad de contratar a gente y contribuir desde la empresa a mejorar la situación económica de un país. Cuando trabajaba para Leroy Merlin contraté a 15.000 personas y esa fue la experiencia más enriquecedora de toda mi vida, porque te permite intercambiar vivencias con la gente. Cuando eres socio y propietario de una empresa la situación es distinta, existe una mayor distancia y no eres tan cercano con las personas. Si estoy en Yves Rocher es porque me gusta el trato con la gente.

¿Es lo que le ha atraído de la compañía para aceptar en el cargo?

Me gusta que Yves Rocher sea un grupo familiar. Lo prefiero a una organización que cotiza en Bolsa, donde la presión por los resultados es muy fuerte. En una empresa familiar hay más tiempo para invertir, para equivocarse, para pensar por dónde queremos ir, algo que no existe si se cotiza en Bolsa. Los plazos son mucho más exigentes. A mí me gusta tener la confianza de los accionistas, que te den posibilidades de trabajar a gusto.

¿Por qué se define su estilo de dirección?

Si algo hago, es escuchar y trabajar en equipo; intercambio objetivos y dejo responsabilidad a la gente, eso sí, controlando los resultados. No me gustan las jefaturas a la antigua usanza, creo que tengo un estilo de liderazgo más moderno, basado en la motivación, en la autonomía y en el desarrollo personal. Hablamos de recursos humanos, no de personal.

¿Qué le exige al personal que trabaja en la compañía?

Pido a los profesionales que trabajan en la compañía que desarrollen un trabajo de calidad, cierta elegancia, un estilo informal. Trabajamos en una empresa seria, todas las empresas lo son, pero a mí me gusta un estilo poco convencional. Valoro que la gente tenga sentido del humor.

Es fundamental para poder trabajar en un ambiente distendido. También pido mucha organización, que los objetivos y los métodos de trabajo estén definidos. Y que haya por encima de todo honestidad y se tengan en cuenta los valores de la organización. Todos tenemos que empaparnos de la cultura de la organización y sentirla como si fuera nuestra. Me gusta hacer triunfar a la gente.

'No me gustan los horarios establecidos'

Trabajó durante varios años en España como director de Leroy Merlin y cuando tuvo que regresar a Francia, en 2001, sintió dificultades para adaptarse a la forma de trabajar del sistema galo. 'En España hay más cercanía con las personas, mientras que en mi país todo es más frío, sobre todo las relaciones personales'.También le costó acostumbrarse a los horarios. 'A mí me gusta la flexibilidad, no me gustan los horarios establecidos. Prefiero empezar a trabajar tarde por la mañana y retrasar la salida. No tengo inconveniente en trabajar todas las horas que el puesto me exija, pero siempre con libertad'.Le relaja navegar. Tiene un barco en Bretaña, donde medita y reflexiona sobre la mejor manera de conducir una empresa. 'Te ayuda a tener perspectiva, a elaborar estrategias para sobrellevar los momentos de dificultades, para pensar y volver al trabajo con ganas'.

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