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Secretos de despacho

Notas de color en Fedrigoni

Roberto Mancini trabaja rodeado de muestras de papel que fabrica el grupo italiano.

Ha trabajado durante más de dos décadas en el sector de papel, Roberto Mancini, natural de Cremona (Italia) de 44 años, se hizo cargo de la dirección general de Fedrigoni España hace unos meses, una nueva filial del grupo industrial italiano Fedrigoni. Ha estrenado despacho en un polígono industrial del extrarradio de Barcelona, donde suele pasar un par de días a la semana y el resto viajando y visitando a los clientes finales de esta compañía dedicada a la fabricación y distribución de papel de lujo. Un producto que necesita tener cerca. Al lado de su mesa tiene un muestrario de papel, con distintas texturas y colores. 'Necesito estar en mi despacho, reflexionando sobre la marcha de la compañía, aunque lo principal es estar en contacto con los distribuidores y los proveedores'. Es extrovertido, cercano y simpático, cree que su éxito en Fedrigoni se debe a su gran curiosidad por la gente y al gran control que ejerce sobre la compañía.

Por ello, tiene muy cerca, al lado de su mesa, los mapas de Barcelona y de España y Portugal, 'con el fin de localizar todos los lugares donde nos estamos implantando'. Su carrera profesional se inicia en 1987 en la filial de Fedrigoni en Milán. En 2001, por cuestiones personales, ya que su futura esposa reside allí, decide marcharse a Francia y la compañía le ofrece el puesto comercial senior, que mejoró con el ascenso a director de ventas en París y con el colofón de director en Francia. 'Cuando cumplí los objetivos marcados y ya estaba todo hecho me propusieron un nuevo desafío, abrir un nuevo mercado en España y no me lo pensé'. Ahora su gran objetivo es conseguir beneficios, tarea ardua debido al momento económico que se vive 'y a que hemos empezado a abrir un nuevo mercado de manera autónoma sin ayuda de los distribuidores', y traer a su familia a vivir a España.

El proyecto de expansión en el mercado nacional está fijado a un lustro vista. 'Se nota la crisis sobre todo en el consumo estándar, pero tenemos que crear una necesidad de que el envoltorio forma parte de todo el pack'. Y sabe que en época de incertidumbre lo que hay que hacer es 'trabajar más y de forma diferente, buscando siempre el cumplimiento de unos objetivos y de la máxima calidad'.

Sobre su forma de operar, lo tiene claro: 'Intento dar responsabilidad al equipo, entender a la gente, hacerle hablar y que todos tengan una gran responsabilidad en los resultados finales'. Siempre tiene presente 'que no soy yo solo, que somos un equipo de gente, y esa fórmula siempre funciona'.

Roberto Mancini está volcado en los asuntos medioambientales, 'cada año utilizamos menos agua, siempre sin cloro, y menos electricidad'. La compañía propone en su abanico de propuestas una gama de papel ecológico, aunque cree que todavía hay países, como Alemania donde aún existe cierta reticencia. 'En España tampoco hay una gran concienciación porque no es barato, igual que en Italia. Todavía es una asignatura pendiente'.

Sobre el futuro del papel en relación con otros soportes, como los tecnológicos, no tiene dudas: 'Va a seguir viviendo, tiene una gran salud y no siento que tenga mucha amenaza porque el papel es un soporte que incrementa la calidad de un producto'. En el caso de Fedrigoni, asegura, que el valor es añadido porque 'hacemos un trabajo artesanal y lo que sí tenemos, en la actualidad, son dificultades para encontrar gente capaz de realizar este oficio y sobre todo de aprenderlo'. Entre los clientes de la compañía se encuentran las grandes firmas de moda y del lujo, que realizan todos sus envoltorios y todos sus productos de papelería con el papel de esta firma familiar italiana. Se ha adaptado sin problemas y en poco tiempo a la forma de trabajar en España, aunque el método es diferente al francés. 'Lo importante en todo el mundo es la actitud, que la gente sea positiva y que se sienta a gusto con lo que hace. Cuando hay predisposición se sale adelante de todas las situaciones'. Lo que más le gusta de España es que 'la gente ríe y canta, y eso puede ayudar a salir del bache'.

Toda una vida dedicada al papel

El despacho en el trabaja es espacioso, frío y sin ningún guiño decorativo que lo haga especialmente acogedor. 'Es un lugar destinado únicamente para trabajar y no necesito muchas cosas'. Mancini asegura que no es nada ordenado y que no puede leer en el ordenador, necesita el papel. 'Me gusta tocarlo y da mucha importancia a la persona que lo recibe'. Su agenda, como no podía ser de otra manera, es de papel, 'me ha acompañado a lo largo de toda mi carrera profesional, ahí están encerradas todas mis vivencias'.Dice no ser maniático y estar acostumbrado a trabajar en cualquier rincón, sobre todo en los aeropuertos. 'Cuando ocupas un puesto de responsabilidad nunca desconectas, yo miro hasta las etiquetas del vino que están hechas de papel'. Entre sus aficiones se encuentra la cocina, italiana preferentemente, la música y viajar. Los fines de semana los dedica a su esposa y a sus dos hijos. Es consciente de la necesidad de conciliar, 'y de hacerlo con calidad'.

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