Necesitamos un plan industrial
La producción industrial cayó en enero otro 20% en tasa anual corregida y ya suma nueve descensos seguidos, según el INE. Así, el dato es una muestra clara de que el modelo industrial -y por extensión, el productivo- no sirve para que España se pueda mantener por mucho tiempo como la octava economía mundial. Especialmente cuando de las 25 actividades analizadas por el INE todas pinchan excepto la extracción de antracita, hulla y lignito. Y algunas, como vehículos a motor, se reducen dramáticamente a la mitad, aunque en este caso ha influido el retroceso de las ventas mundiales. Sin embargo, la recesión internacional, por profunda que sea, no justifica que la producción industrial caiga siete puntos más que la media de la UE, máxime cuando no somos una potencia especialmente exportadora como Alemania. España no puede depender de sectores tan cíclicos y poco productivos como la construcción y el turismo -por valiosos que sean-, que han sumado más del 30% del PIB. El Gobierno no puede demorar la aprobación de un plan industrial y, para ello, debe reformar todo aquello que contribuya a desarrollar manufactureras competitivas: mejora del tratamiento impositivo, reducción de costes de producción, mejores condiciones laborales y una infraestructura de transporte rápida y barata.