Mudanzas en época de crisis
La crisis, la crisis, la crisis. Se hace difícil pasar más de tres páginas de un diario, no necesariamente económico, y no encontrar la dichosa palabra. Y rara es la reunión de café o cena en la que no acabe con 'lo mal que está todo'. Esta obsesión -sólo comparable a la fiebre del ladrillo, el gotelé y el estuco que invadió España de 2002 a 2008- no se antoja desproporcionada. Lo desproporcionado son las cifras de esta crisis, y eso es lo malo.
Este periódico fue, un ahora lejano 27 de julio de 2007, el primer medio nacional en apostar por el temor a una crisis crediticia como principal información del día. Lamentablemente, no sólo acertó, sino que las dimensiones de aquella tormenta subprime han crecido de forma exponencial, hasta llegar a este 2009, bautizado como el año de la crisis.
Es en este contexto, y con la excusa del final del 30 aniversario de este periódico, se retocan algunos aspectos del diario, empezando por la información bursátil. A pesar de que la destrucción de valor en los últimos meses se ha llevado por delante las plusvalías de años, trienios, lustros y, en algunos casos, décadas. Pero quien invertía en Bolsa sin saber lo que era una hipoteca subprime lo debería seguir haciendo después.
Estas navidades, algunas felicitaciones pretendidamente agudas deseaban un próspero 2010. No hay nada mejor para que la crisis se eternice que bajar los brazos y esperar. Ni es una política de inversión sensata ni la filosofía de este periódico. Desde el pequeño ámbito de actuación de cada uno hay que trabajar tanto cuando las vacas son flaquísimas que cuando eran bien gordas. En el caso de este diario, informar lo mejor posible y de la forma más amena posible. nrodrigo@cincodias.es