España sí puede competir en coches
El sector automovilístico atraviesa la mayor reconversión en sus cien años de historia. Ninguno de los pilares que sustentaron esta industria hasta ahora tiene segura su estabilidad. Al contrario. Todo el sector está abocado a una revolución. Desde el material de la primera plancha para las carrocerías hasta el más sofisticado sistema electrónico y de ahorro de combustible, las estrategias de marketing y venta o los sistemas mecánicos de propulsión, todo está hoy en cuestión. Esta reconversión, acelerada por la crisis económica con un derrumbe de ventas inédito por su magnitud y profundidad, se concentra en una idea general: hay que reducir capacidad. Ese es el patrón que se maneja en el Salón de Ginebra, que reúne estos días a la industria en un ambiente generalizado de pesimismo, con unos directivos que reclaman más ayudas públicas ante un 2009 que, como poco, califican de 'imprevisible'.
Es este contexto, la planta española de Nissan acaba de recibir una gran noticia: fabricará el nuevo modelo de furgoneta que inicialmente se había adjudicado a Tánger. Gestiones políticas aparte, es una prueba más de que la industria confía en las plantas que tiene en España y su elevada competitividad, muy por encima de países con mano de obra más barata, pero con otras muchas carencias que nuestro país ya ha superado.