La RSE en la nueva empresa del siglo XXI
La responsabilidad social de la empresa es uno de los principios esenciales de lo que denominamos en términos empresariales la nueva cultura de la empresa y que, actualmente, ocupa un gran protagonismo en el discurso empresarial, académico, político, mediático..., tanto dentro como fuera de Europa. El concepto de RSE es hoy en día uno de los ejes principales de reflexión mundial y que de forma unánime postula la necesidad de que los empresarios y la sociedad caminen juntos.
Lamentablemente las consecuencias de no caminar juntos las podemos encontrar en la crisis económica actual, el shock financiero en el que estamos metidos era tan inimaginable, como impredecible es saber ahora lo que va a suceder. Detrás de esta crisis, desatada en EE UU pero que llegó a Europa a la velocidad del rayo, se esconde la transgresión de los valores éticos que tenían que asegurar la solidez de los mercados financieros, se han roto las reglas que tenían que dar confianza al sistema. Y ahora estamos en una crisis con efecto mundial. Ciertamente, a partir de ahora, es muy posible que la RSE salga fortalecida, tal y como argumentan todos los expertos, ya que el propio sistema tendrá que generar medidas severas, correctoras, regulatorias; pero, además, con toda seguridad, aparecerá una sociedad más exigente demandante de valores éticos.
Por lo tanto, la crisis ha hecho más obvio lo que ya sabíamos: el buen funcionamiento de la economía de mercado se basa en las relaciones de confianza entre las empresas y los consumidores. La confianza es la clave de la reputación empresarial, la clave de que el mercado acepte o expulse a una empresa. Por ello, la responsabilidad social cobra cada día un mayor protagonismo, precisamente, porque es el instrumento que permite que empresa y sociedad caminen juntos, es el instrumento de diálogo que lo hace posible. De alguna manera, todas las empresas que aplicamos la RSE estamos construyendo el nuevo concepto de empresa del siglo XXI, porque es la herramienta de gestión que nos conecta con el exterior, con los valores sociales y medioambientales que demandan los clientes y los consumidores en general.
La RSE permite implantar en la empresa prácticas operativas, que ayudan a controlar y gestionar los riesgos y mejorar las prácticas de buen gobierno. En la mayoría de los casos supone abrir un proceso de certificaciones, de formación para los trabajadores, de implantación de un código ético, de transparencia informativa, etcétera.
Sin lugar a dudas, las empresas más grandes tenemos una fuerte responsabilidad, ya que marcamos una pauta de conducta más 'visible' y que, de alguna manera, va calando en las más pequeñas. Pero hay que reconocer que la responsabilidad de las pymes no es menor, ya que representan más del 90% del tejido productivo español y son el motor del desarrollo económico y social. Precisamente, su pequeña dimensión y su carácter familiar han hecho posible que las pymes hayan desarrollado, desde siempre, comportamientos responsables y solidarios con sus trabajadores y sus entornos. Es decir, sin saberlo, tradicionalmente han sido unas pioneras de la responsabilidad social. Por lo tanto, tienen mucho camino recorrido. Ahora, lo que necesitan es algún tipo de ayuda para poder abrir los procesos de certificaciones y de evaluaciones que acrediten que son empresas RSE.
Desde este punto de vista, es muy importante el Consejo Estatal de la Responsabilidad Social de las Empresas, dependiente del Gobierno, creado para impulsar y fomentar las políticas de RSC, en el que se integran CEOE y sindicatos. En este escenario, y como un aliado estratégico de las pymes, nosotros también nos unimos a este objetivo para fomentar la responsabilidad social en el medio millón de empresas asociadas que tenemos en todo el territorio español. Si caminamos juntos, la RSE nos facilita nuevas estrategias para la competitividad del tejido productivo empresarial y, por tanto, para la creación de riqueza y la pervivencia de la propia sociedad del bienestar.
Juan Enrique Lago. Corporación Mutua