Obama carga contra la ejecución de hipotecas
Como Ícaro, muchos propietarios estadounidenses están ahora pagando el precio de su desdén por la gravedad. También los inversores en valores respaldados por hipotecas, que apostaron a que no caerían los precios de las viviendas en EE UU. Pero a medida que se desinfla, la burbuja inmobiliaria arrastra consigo más víctimas inocentes en una ola de ejecuciones hipotecarias. El plan de ayuda a los propietarios de la Casa Blanca es un buen paso para aliviar la situación.
Los críticos del laissez-faire creen que los precios deberían caer hasta que se equilibre el mercado. Se equivocan. En las crisis sistémicas, los mercados son inherentemente inestables: otra caída de precios podría acelerar su propio declive o estabilizarlos, contrayendo de paso la demanda.
Luchar contra la ejecución de hipotecas es un imperativo político. La Administración necesita mucho más dinero para salvar el sistema bancario estadounidense, dinero que llegará sólo de los votantes que crean que son ellos y no Wall Street los que están siendo rescatados. Puede que este plan ayude a eso. Por 275.000 millones de dólares, parece una ganga.
Financial Times, Londres