El Legislativo de EE UU pacta un estímulo fiscal que recorta el de Obama
Las negociaciones que han mantenido casi 24 horas seguidas los representantes de la Casa Blanca con los congresistas han dado fruto. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció a primeras horas de la tarde de ayer, que ambas cámaras del Congreso habían acordado dar su aprobación a un estímulo fiscal de 789.000 millones de dólares (unos 611.645 millones de euros). El plan se votará mañana por la Cámara de Representantes y puede ser firmado por Barack Obama antes del fin de semana para empezar a implementarse inmediatamente.
El estímulo que emerge del necesario acuerdo entre las cámaras es sustancialmente menor que el aprobado por el Senado el miércoles, que elevaba su cuantía a 838.000 millones de dólares (unos 650.000 millones de euros) y el de la Cámara de Representantes que sumaba un coste total de 820.000 millones (636.000 millones de euros). Tal disparidad obligó a los negociadores a conciliar el texto que se acordó ayer y a seguir recortando costes para ganar adhesiones republicanas.
De acuerdo con los comentarios de pasillo de algunos negociadores, casi el 35% del plan se dedica a recortes fiscales, el resto es gasto del Gobierno para dinamizar la economía y tratar de evitar la pérdida de cuatro millones de empleos. Por lo que respecta a los recortes fiscales, es posible que la negociación haya eliminado de la redacción final parte de las devoluciones que Obama quería dar a los trabajadores que cotizan a la seguridad social pero que no ganan lo suficiente como para declarar a Hacienda.
No obstante, los demócratas explicaban ayer que al final han podido aprobar unas transferencias a los estados de 79.000 millones de dólares, una cifra cercana a la que propuso la Casa Blanca para ayudar a unas administraciones que están entre la espada y la pared por la caída de la recaudación y la explosión en el gasto social.
En la versión que aprobó el Senado, esta cantidad se redujo a 39.000 millones de dólares. Los senadores, que necesitaban algunos votos republicanos para aprobar su versión, tuvieron que reducir esta partida que ahora vuelve a aumentarse.
Según Susan Collins, una de las republicanas moderadas que votó con los demócratas, dijo que el paquete final del estímulo incluye una inversión en infraestructuras y transporte de 150.000 millones de dólares. Para llegar a este compromiso final los demócratas han tenido que renunciar a muchas de sus prioridades y algunos de ellos creen que la rebaja restará eficacia al esfuerzo fiscal.