Obama: "No es así como me imaginé el comienzo de mi presidencia"
El presidente de EE UU defendió ayer en una rueda de prensa televisada en prime time su plan de estímulo fiscal. Barack Obama pintó un cuadro sombrío sobre la situación económica, dijo a sus críticos que no ha llegado al Gobierno simplemente para gastar dinero y que eso no era lo que imaginaba cuando pensaba en ser presidente.
Dada la situación económica y financiera de un país que hace frente a abultados déficit y elevada deuda, "aprobar el plan de recuperación es lo acertado incluso reconociendo que es caro". Así se defendió Obama ayer por la noche, una vez más, a la necesidad de sacar adelante el plan de estímulo fiscal que hoy puede dar luz verde el Senado con apenas tres votos republicanos.
El presidente no solo argumentó la necesidad de esta medida sino que además, y en numerosas ocasiones durante esta su primera rueda de prensa tras su llegada a la Casa Blanca, desdeñó la crítica de quienes afirman que ha venido con una agenda para ampliar el papel del Gobierno. "Esta no es la forma en la que me imaginé el principio de mi presidencia. Pero tenemos que adaptarnos a las circunstancias", explicó.
Obama apareció ante las cámaras de televisión, que retransmitieron el acto en su integridad, hablando con gravedad de la situación. Se refirió a su viaje de la mañana a Elkhart, Indiana, una localidad donde "el paro subió del 4,7% al 15.3% en un año". Su vuelo a Elkhart es el primero de una gira que le llevará a otros estados esta semana para promocionar el paquete de estímulo fiscal. El presidente añadió dramatismo al contar que las televisiones locales de Indiana han estado emitiendo anuncios públicos para que los ciudadanos sepan donde están los bancos de comida "aunque en ellos no hay suficiente para satisfacer la demanda".
"No actuar solo agravará la crisis y el dolor que sienten millones de americanos", dijo. "Hacer demasiado poco o nada tendrá como resultado un mayor déficit, caídas de empleo, ingresos y confianza. Esos son los déficit que pueden transformar una crisis en una catástrofe y me niego a que esto ocurra".
El presidente está haciendo frente a una dura oposición a su plan de estímulo e incluso pese a su popularidad personal hay una gran división sobre la necesidad de esta gran inversión entre la opinión pública. Aunque Obama llegó a la presidencia con el mensaje de que quería cambiar Washington y conseguir un apoyo bipartidista en el Congreso este no solo no se ha producido sino que la división entre ambos partidos no ha sido nunca más aguda. El presidente admitió que las cosas no se cambian de la noche a la mañana y que muchos de sus gestos, entre otros nombrar a republicanos para puestos en su gabinete, "terminarán generando confianza con el tiempo".
No obstante, se mostró enérgico a la hora de declarar que ante el estímulo estaba dispuesto a dejar pasar su interés en ganar adeptos entre la oposición y criticó que solo se propusieran recetas, como recortes fiscales, que no han funcionado en el pasado. Obama fue muy firme al avisar que le cuesta aceptar el rapapolvo de quienes han estado ayudando a que se duplique la deuda del país. "He heredado la crisis y la deuda que tenemos ahora", dijo el presidente para atajar y delimitar las responsabilidades.
1,5 billones para la banca
Obama hizo una somera mención al plan de salvamento de la banca que hoy Tim Geithner presentará. El secretario del Tesoro quiere animar con financiación a bajo costes a que el capital privado se sume al esfuerzo público para reflotar a las entidades bancarias mediante la compra de activos tóxicos. The Washington Post anticipaba ayer por la noche que el coste del rescate bancario supondrá un desembolso, público y privado, de unos 1,5 billones de dólares, una cantidad significativamente superior a los 350.000 millones presupuestados en el TARP.
Buena parte de esa cantidad llegará de la mano de la Reserva Federal, cuyo concurso ya se buscó por la administración de George Bush.
El plan de Geithner no solo pasa por inyectar más capital a la banca, comprar activos tóxicos o garantizarlos y dinamizar el mercado del crédito sino también ayudar a los propietarios a asegurarse contra el embargo de sus casas. Con ello se podría detener el deterioro del mercado de la vivienda y del valor de los activos que tienen los bancos.