El cobro mensual de la luz cuesta a las eléctricas casi 100 millones al año
El terremoto provocado por el cobro mensual del recibo de la luz, que Industria estableció en noviembre, obligará a un cambio regulatorio en las estimaciones de consumo que las eléctricas deben hacer en meses alternos. En todo caso, la facturación mensual tiene un sobrecoste para el sector de unos 100 millones al año, que acabarán pagando los consumidores.
La decisión del ministro de Industria, Miguel Sebastián, de que la factura de la luz se pase al cobro cada mes en lugar de forma bimestral como hasta ahora, ha provocado el amotinamiento de asociaciones de consumidores, que han denunciado un abuso en la facturación de enero. Todos los dedos acusadores, incluidos los del ministro responsable de la norma , apuntan a las eléctricas, que se afanan en demostrar su inocencia y atribuyen "el lío" a la deficiente regulación de un sistema que, en el mejor de los casos, supone un coste que terminarán pagando los consumidores.
El tener que expedir a 25 millones de clientes el doble de recibos al año representa un sobrecoste para las distribuidoras de casi 100 millones de euros anuales, según cálculos del sector. Para evitar, a su vez, que esta cantidad se duplique, Industria admitió que las empresas, que recibieron a regañadientes el nuevo sistema, puedan seguir leyendo cada dos meses el contador. Por tanto, el recibo del primer mes refleja una estimación del consumo, mientras que el del segundo, recoge el gasto real y salda la deuda de los dos meses.
Salvo los casos de abusos que puedan determinar los gobiernos autónomos o la Comisión Nacional del la Energía, el encarecimiento apreciado en el último recibo responde, según fuentes próximas al Gobierno y de las propias empresas, a una regulación inadecuada sobre cómo hacer las estimaciones; a que las penalizaciones por exceso de consumo se han concentrado, por exigencia legal, en el segundo recibo y a que el nuevo sistema se ha implantado a caballo de un nuevo año, con una subida de tarifa de en torno al 4% en enero. Un mes que, para colmo, ha resultado muy frío.
La disposición undécima del real decreto sobre fotovoltaicas de septiembre, que incluyó el recibo mensual obligatorio, se remitía de forma genérica a la metodología de cálculo (basada en consumos históricos) con que las eléctricas deben hacer sus estimaciones.
Aunque las compañías ya las hacen a los clientes que, teniendo dentro de su vivienda el contador se hallan ausentes, se limitan a pocos casos y se hacen con criterios que eviten los conflictos. "Cualquier estimación es criticable y solemos hacerlas a la baja para evitar reclamaciones", aseguran en una empresa. "El problema es que nunca antes se ha tenido que estimar a 25 millones de consumidores en un mes", añaden. Uno de los criterios de estimación que se usa es el del consumo medio del cliente en el mismo periodo del año anterior, que se pondera con la media de los meses anteriores. Del resultado, se elige el consumo más bajo.
Otra de las razones que ha hecho engordar el recibo de enero (cada cliente lo recibe en fechas distintas) es que las penalizaciones por exceso de consumo (por encima de 500 kW al mes) sólo se pueden cargar en el segundo recibo, pues la norma exige que se apliquen sobre la facturación real. Por tanto, no se pueden hacer estimaciones y, salvo un cambio legal, estos recargos se seguirán acumulando en una factura.
Industria, tras escuchar a los consumidores y a la patronal del sector,Unesa, parece dispuesta a establecer unmétodo de estimación que acabe con el problema. Las empresas desean que éste sea homogéneo para todo el territorio, pues hacerlo por comunidades generaría un nuevo conflicto. Queda por ver si el ministerio obliga a una refacturación de los dos últimos meses.
Las "razones psicológicas" de Industria para facturar al mes
Ni los consumidores ni las empresas entienden aún por qué el titular de Industria decidió el pasadojulio que el recibo de la luz ("bimestral desde el origen de los tiempos", como recuerdan en el sector), debía cobrarse cada mes a partir de noviembre.Y es que tampoco Miguel Sebastián ha explicado las razones económicas, políticas o sociales deuna medida que se ha convertido en un fiasco, puede encarecer la factura de la luz y es un serio engorro para las empresas. La única explicación que se atreven a apuntar en ámbitos próximos alGobierno "es el efecto psicológico positivo que el ministro atribuye al recibo mensual: al dividirsela factura por dos, los consumidores tendrían la sensación de pagar menos". Esto permitiría,además, subir la tarifa sin demasiadas críticas. Sin embargo, este efecto tiene también su cruz,añade un crítico, "ya que los ciudadanos pueden tener la sensación de estar pagandola luz con demasiada frecuencia".En todo caso, Sebastián, suponen las empresas, no parece dispuesto a reconocer el error yvolver al recibo bimestral "más sencillo y barato".