Iberia y BA no logran despegar
La fusión entre British Airways e Iberia está atascada en la pista. A no ser que ambas partes estén dispuestas a comprometerse, puede que no despegue.
El primer problema es el ratio de cambio. Cuando se dieron a conocer las conversaciones de fusión a finales de julio la aerolínea británica tenía alrededor de dos veces la capitalización de mercado de la española. Esto equivalía a un reparto del 65%-35%, en línea con el valor contable de las compañías.
Pero las cosas han cambiado. Debido a la fuerte dependencia de BA del tráfico con el Atlántico Norte y la debilidad de la libra, su capitalización de mercado se ha hundido hasta 1.600 millones de euros, y es ahora alrededor de 150 millones menor que la de Iberia.
Willie Walsh, el jefe de BA, dijo que sus accionistas no estaban preparados para aceptar un acuerdo que dejaba a BA con menos del 60% de la compañía. Pero las sinergias de una fusión podrían estar valoradas en más de 2.000 millones. Hay mucho que repartir, y los inversores de BA pueden permitirse pagar un poco más por Iberia.
Por supuesto, a los accionistas de Iberia puede que no les guste mucho tomar sólo el 45% de la compañía. Pero el valor de Iberia parece estar desafiando la ley de la gravedad. Air France y Lufthansa han perdido respectivamente el 55% y el 30% de su capitalización de mercado en los últimos seis meses. Las de Iberia están subiendo, a pesar de una fuerte recesión en España.
Caja Madrid, que tiene una participación del 23%, tiene que convencerse. Miguel Blesa, el presidente de la caja de ahorros, ha señalado que un 45% para Iberia podría ser aceptable. Desafortunadamente, una lucha interna de poder puede complicar la postura de Caja Madrid.
El segundo asunto es el gobierno corporativo. Para evitar el caos, una de las partes necesita controlar la compañía fusionada. Para conservar los derechos de tráfico internacional, la compañía resultante tendrá una estructura de holding, operando por encima de las dos empresas. Pero tiene que aclararse cómo va a funcionar el gobierno corporativo.
La dirección de Iberia parece aceptar un papel secundario. De nuevo, el consejo de Iberia, y en particular Caja Madrid, puede ser más reticente.
La adversidad puede inspirar a la gente y a las compañías a firmar compromisos que no contemplarían cuando todo va bien. BA e Iberia deberían reconsiderar más estrechamente las ventajas de ceder. Por Fiona Maharg-Bravo
Obama, expuesto al desastre
A los políticos les gusta ser populares. Con este criterio, el plan anunciado por Barack Obama de limitar a 500.000 dólares los salarios de los altos ejecutivos en las compañías que dependen de la ayuda pública es una gran idea. Pero casi desde cualquier perspectiva, el nuevo presidente de EE UU se está exponiendo al desastre. Los teóricos acostumbran a decir que el gran jefe debe cobrar alrededor de 20 veces el salario de un trabajador medio. Esto podría sugerir un tope de alrededor de 700.000 dólares en EE UU.En el mundo real, sin embargo, esta clase de restricción es probable que haga peores a las malas compañías. A unos pocos ejecutivos de espíritu público puede gustarles la oportunidad de dirigir empresas en problemas por mucho menos sueldo de lo que podrían ganar si supervisaran unas más prósperas. Pero ante una crisis financiera sin precedentes, el Gobierno no puede permitirse ser tacaño.Aunque un plan de limitar el sueldo podría probablemente ser contraproducente, hay también poco que ganar defendiendo sueldos multimillonarios en el actual ambiente antinegocio. Una idea mejor es suplicar que Obama utilice el apoyo que se ha ganado por una idea simplista para combatir una peor, el proteccionismo.Entre los votantes estadounidenses, 'Recortar los sueldos tontos' es como el 'Compra americano' de las camisetas con mensaje. Las compras patrióticas tienen mucho atractivo superficial. Pero si la mayor economía del mundo bloquea demasiadas importaciones, las posibilidades de una guerra comercial se incrementarán drásticamente. Esto podría cambiar la actual recesión por una depresión real.Obama ha estado flirteando con ideas proteccionistas desde el principio de su campaña presidencial. Ahora debe ser un excelente momento para dejarlo a un lado en favor de un claro compromiso con el comercio libre y equilibrado.Equilibrio significa una reducción firme del gran déficit comercial de EE UU. Esto podría llevar a más empleos en EE UU, sin ganarse la antipatía del resto del mundo. Tan atento acercamiento puede ser impopular ahora en casa, pero podría ganarse el favor en el exterior. Un simultáneo esfuerzo de estrechar el sueldo de los ejecutivos y de proteger el libre comercio puede conseguir que Obama sea popular haciendo lo correcto. Ningún político puede pedir más. Por Edward Hadas