Renault presenta el R29 en un ambiente de austeridad
La presentación del equipo queda en un acto simbólico, lejos de los fastos de años anteriores.
Son días extraños para la Fórmula 1. Un deporte del que el glamour y los excesos forman parte de su ADN se ve en esta época en la obligación de olvidar fastos y derroches y resignarse a la austeridad. No puede ser de otra forma. El sector del automóvil -sólo tres escuderías no están vinculadas accionarialmente a marcas- es uno de los más castigados por la crisis y si ya es complicado justificar gastos multimillonarios en la competición (que se lo pregunten a Honda, que la ha abandonado), resultaría casi inmoral malgastar un solo euro en la presentación de los coches.
Ayer mismo, Renault presentó el nuevo R29, con el competirá Fernando Alonso en la próxima temporada, en el garaje del circuito de Portimao, en el Algarve portugués. Una moqueta, una gran sábana blanca que ocultaba el coche, los dos pilotos oficiales, Alonso y Piquet, y el patrón del equipo, Flavio Briatore. Era toda la escenografía. No en vano, casi al mismo tiempo, en Sevilla, los trabajadores de Renault España se manifestaban contra el ERE presentado por la compañía, mientras que sus compañeros en Francia convocaban un gran acto en París para el 12 de febrero por idénticas razones.
El bólido con el que Alonso intentará conseguir su tercer campeonato del mundo incorpora todos los cambios obligados por la nueva normativa, entre los que se distinguen a primera vista los alerones, el delantero mucho más grande y el trasero más pequeño y alto. El R29 mantiene la conocida como aleta de tiburón sobre el motor, novedad que incorporaron varios equipos el año pasado.
No le faltaba razón a Joan Viladelprat, presidente del centro de alto rendimiento en tecnología automovilística Epsilon Euskadi, cuando el pasado sábado explicaba en este periódico que los diseños de esta temporada 'son bastante feos, de los que más en toda la historia'. Algunos pueden pensar que lo importante es que corran, pero no hay que olvidar que, al margen de bólidos, los fórmula 1 son un soporte publicitario rodante, y como en todo, cuanto más azúcar, más dulce.
Precisamente son los anunciantes, los sponsors, los que determinan los colores del coche, con la única excepción de Ferrari, cuyo rojo atrae a anunciantes vinculados al color, como Marlboro, Vodafone o la especulación sobre Santander para el año que viene. En el caso de Renault la novedad más destacada en la estética es la aparición precisamente del rojo de Total en los laterales de los dos alerones. No se trata de un nuevo patrocinador -que sería un logro en época de crisis- sino la marca de la matriz de Elf, enseña que ya lleva años con la escudería. El blanco y naranja de ING y el amarillo Renault completan el coche, del que ha desaparecido el azul marino. Mutua Madrileña mantiene su puesto en el centro del monoplaza.
Mientras las noticias siguen como una gota malaya torturando el futuro de la F1. Credit Suisse ha dejado de patrocinar a BMW Sauber tras años con la escudería. Honda sigue sin encontrar comprador, con acusaciones duras a Nick Fry por conflicto de intereses. Williams, por su parte, mostró su nuevo coche sin más boato que el piloto de pruebas sacándolo a rodar a la pista.