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Praga hace el ridículo por segunda vez

Praga está pagando muy cara la arrogancia con la que asumió la presidencia semestral de la UE el pasado 1 de enero. Pocos Gobiernos habían conseguido hasta ahora hacer el ridículo tan rápido tras ponerse al frente del complejo club.

La República checa ha sufrido primero el desprecio de Moscú hacia sus intentos de mediación en la guerra del gas. En ese movedizo terreno, el Gobierno de Mirek Topolanek ha tenido al menos la suerte de compartir el ridículo con la Comisión Europea, que se ha dedicado a vitorear repetidamente los supuestos acuerdos de paz que Moscú y Kiev han ignorado nada más firmarlos.

La segunda metedura de pata de Praga en menos de 15 días ha sido más local y menos zafia que la tomadura de pelo moscovita. La presidencia checa, como suele ser habitual, ha decorado la sede del Consejo Europeo con una obra de arte que pretende condensar una cierta idea de Europa. El gobierno checo encargó la tarea al artista David Cerny, a quien pidió que coordinase el trabajo de otros 26 artistas, uno por cada país de la UE.

El resultado ha sido un interesante y polémico recortable, en el que cada pieza intenta resumir en una imagen la realidad de un país. El puzzle se llama Entropa, y según Cerny, aspira a comprobar si "Europa es capaz de reírse de sí misma".

De momento, el único que no se ha reído ha sido el Gobierno checo después de descubrir que Cerny y otros dos artistas checos son los autores de todas las piezas. Cerny asegura que no pudo cumplir el cometido original de coordinar a 27 artistas de distintos países "por problemas de tiempo, producción y dinero". Praga ni siquiera sospechó la burla al ver que la pieza de Chequia, en teoría la única de Cerny, era un display con las memorables frases del presidente checo Vaclav Klaus, del que el artista decía, en un evidente tono sarcástico, que "no es sólo un gran esquiador, sino también ¡un gran tipo!".

Praga ha pagado 50.000 euros por el alquiler de una obra con la que el vicepresidente del Gobierno checo, Alexandre Vondra, quería demostrar que "en la Europa de hoy no hay sitio para la censura". Ahora, el Gobierno checo deberá decidir si sigue adelante con su enésima lección de civismo y democracia (la inaguración de la obra está prevista para mañana 15 de enero) o se envaina el puzzle de Cerny. Vaya tropa.

Foto: Inauguración de Entropa (B. dM., 15-1-09)

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