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Columna
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Ruptura entre Enel y Acciona

El divorcio, incluso si es caro, puede a menudo ser para mejor. Esto es aplicable a la unión de Enel, la compañía energética italiana, y Acciona, la constructora española. Los dos esperan romper su asociación más pronto de lo esperado. Acciona y Enel se unieron en 2006 para controlar Endesa en un acuerdo de 43.000 millones de euros. Fue siempre más un matrimonio de conveniencia que una pareja bendecida por el cielo. Un acuerdo prenupcial diseñó los términos para la ruptura. Enel dio a Acciona la opción de venderle el 25% de la participación a 41 euros por acción. Endesa se negocia ahora a 29,4 euros por título, casi un 30% más bajo que el precio de la opción de venta. A pesar del alto precio, Enel tiene prisa.

Primero, no quiere verse forzado a comprar a Acciona en 2010, el primer año que la opción de compra puede ser ejercitada. Enel tiene que refinanciar unos 14.000 millones de euros de su deuda ese año. La suma de la deuda relacionada con Endesa haría el monto de la refinanciación mucho más duro de pelar.

Segundo, aunque los mercados de deuda no estén fuertes, Enel puede conseguir cerrar con relativa facilidad este acuerdo. Después de deducir un dividendo extraordinario, la opción costará 9.700 millones de euros. Los bancos de Acciona, que prestaron al constructor 9.000 millones de euros para comprar la participación en 2006, deberían estar dispuestos a transferir algo de sus préstamos a Enel, un prestatario de más alta calidad. Además, Enel podría también vender algunos de sus activos de energía renovable de Endesa para pagar a Acciona. Estos valen unos 3.000 millones.

Enel sólo hará el negocio si puede mantener un rating de crédito A-, que no será sencillo. Su deuda proforma neta se ha inflado hasta aproximadamente 62.000 millones de euros. Pero planea ganar 5.000 millones de euros con las ventas de activos y también recortar inversiones. Al final, su deuda neta será aproximadamente equivalente a 3,5 veces el Ebitda.

A cambio de estirar su balance, Enel mejora su posición estratégica. Logra el control de Endesa, librándose de una gran carga sobre la cotización y de un socio difícil. La compañía energética española está paralizada por sus discusiones internas, que incluso no han acordado una estrategia para la compañía.

Acciona también tiene interés en salir pronto. Los 9.000 millones de euros que pidió prestados utilizan las acciones de Endesa como colateral. Un acuerdo con Enel recortaría el monto de su deuda de un tirón, y podría obtener algo de los codiciados activos renovables. Parece ser el verdadero vencedor de un acuerdo de divorcio.

por Fiona Maharg-Bravo

Calma con el plan de Obama

Los datos de empleo del viernes muestran que el paro se dispara en EE UU. Barack Obama quiere responder rápidamente con un paquete de estímulos por 775.000 millones de dólares. Pero las prisas no son buenas como demostró el plan TARP del Tesoro. El Congreso no debería demorarlo sin necesidad, pero una deliberación beneficiaría la economía.El 40% del paquete de Obama puede ser recortes fiscales, un estímulo generalmente fiable. Pero el resto debe sopesarse con cuidado, algo que los legisladores no hicieron con el TARP. Su vaguedad genera riesgo de ineficiencia, pero aún peor, el plan falla al considerar cómo el Gobierno se salvará de los mercados financieros una vez se ponga en marcha.Obama y el Congreso se lo deberían preguntar, especialmente en el contexto del TARP y otras iniciativas del Tesoro, pero también tras los cuantiosos rescates de empresas en apuros y los masivos apoyos estatales en los mercados financieros a través de la Fed, intervenciones que colectivamente suman más que el TARP o los estímulos de Obama.La semana pasada, el presidente electo hizo un poco como Paulson a principios de octubre, cuando se dedicó a asustar a un reacio Congreso para apremiarles a aprobar el TARP. El próximo mandatario vaticinó, por ejemplo, que la nación se deslizaría más profundamente en la crisis si la legislación no se aprobaba dentro de unas pocas semanas.Algunos economistas defienden que los retrasos y la inacción alargaron la Gran Depresión. Con esto en mente, el Congreso debería actuar con razonable celeridad. Pero los legisladores deben ser capaces de conseguir suficiente tiempo para examinar y debatir el paquete de medidas y su papel para contribuir a estabilizar la vivienda y los mercados financieros en Estados Unidos. Quizá sea la única manera de conseguir el consenso que persigue Obama. Si el Congreso no se pierde en debatir los detalles más nimios del plan, el debate podría ayudar a que aquél gane en eficiencia. Ojalá sea así, teniendo en cuenta que el Gobierno ya gasta un billón de dólares al año por encima de lo que ingresa.por Richard Beales

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