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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Innovar desde pequeños

Cuando veo a Alicia, Claudia y Cayetana, mis tres sobrinas, haciendo un uso diferente de los juguetes siempre pienso: ¡qué graciosas! Pero en el fondo, cualquier niño, que busca otra utilidad al juguete, diferente a la que le ha dado el fabricante, lo que hace es innovar. Y lo hace desde la más tierna infancia. No tienen miedo a utilizar las herramientas que tienen a su alcance, en este caso los juguetes o cualquier chisme que encuentran por casa. En este sentido, disfrutan de una libertad envidiable porque su mayor entretenimiento es descubrir su pequeño mundo. Pero ¿qué ocurre cuando al niño se le empieza a reprender y a cortarle las alas de su creatividad infantil? Empieza a sentir vergüenza y a saber lo que es tener sentido del ridículo. Cuando un mayor le dice a un niño que lo que hace o dice son tonterías se le está haciendo un flaco favor a su espontaneidad porque ahí es donde empieza a fraguarse el verdadero carácter de un innovador, o lo que es lo mismo, de un emprendedor.

Hace falta tener este tipo de talento en España, gente que de una idea aparentemente peregrina monta un gran negocio, y aquí no se incluyen a los que buscan únicamente dar el pelotazo, sino a los que crean valor, a los que generan empleo sostenible y a los que, a pesar de los logros, siguen innovando e intentando mejorar cada día o cada año. Lo importante es que nadie mate la curiosidad y las iniciativas al niño. ¿Cuántas veces hemos oído a gente decir que ha dejado su trabajo en busca de nuevas aventuras, de lo que verdaderamente han querido hacer a lo largo de su vida?

Parte de nuestro éxito y de nuestra salida de la crisis pasa indudablemente por alentar ese carácter innovador y para ello se requiere gente que no tenga miedo a desarrollar sus ideas, sin que le castiguen por ello, y sin miedo a equivocarse. En Estados Unidos se fomenta y se premian todo tipo de iniciativas. ¿Cuántas empresas han nacido en garajes o entre un grupo de amigos que deciden poner en marcha una idea que les viene rondando desde hace tiempo? Hay muchos ejemplos de este tipo, pero lo mejor, como ocurre con los niños, es que se hace sin miedo al error. Porque si algo bueno tiene la sociedad estadounidense es que te permite levantarte si te caes. Y nosotros deberíamos empezar por animar, desde cualquier espacio cotidiano, la aportación de ideas, aunque no sirvan para nada. Alguna habrá buena.

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