Innovación en el mundo del airbag
El airbag, literalmente 'bolsa de aire', es un mecanismo de seguridad pasiva registrado por Mercedes-Benz en 1971. El primer modelo de serie que lo montó fue el Clase S de 1981.
El sistema emplea tres elementos fundamentales: un sensor detector de impactos en la parte delantera, el dispositivo de inflado y la bolsa de nailon propiamente dicha.
Su función es ayudar al cinturón de seguridad -sin él es inútil- a retener cuerpo de los ocupantes en caso de colisiones frontales. Naturalmente, la velocidad de inflado es el factor fundamental, y tarda solamente en inflarse entre 30 y 40 milésimas de segundo, saliendo de su alojamiento a unos 300 kilómetros por hora. Por eso es frecuente que los ocupantes sufran quemaduras o rozamientos de poca importancia cuando salta el airbag. Una vez hinchada, se desinfla muy rápidamente para no dificultar los movimientos de los ocupantes.
La evolución técnica de este sistema ha llevado a airbags que se llenan en varias fases, en función de la gravedad del impacto. También se han desarrollado airbags laterales, de cortina (a la altura de las ventanillas) de rodilla o colocados en la banqueta del asiento. Estos últimos trabajan para impedir que el cuerpo se deslice por debajo del cinturón, sufriendo graves lesiones. El airbag de cortina para la luna trasera, ha sido estrenado por el pequeño utilitario Toyota IQ. Los responsables de la marca japonesa han considerado que hay muy poco espacio entre la luna trasera y los ocupantes, y que por lo tanto conviene proteger la cabeza de los mismos si se produce un impacto trasero.