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La opinión del experto

Nos hemos empobrecido

Krista Walochik analiza la crisis económica y anima a sacar provecho de este momento, que considera una oportunidad para crear las bases sostenibles para el futuro.

Krista Walochik analiza la crisis económica y anima a sacar provecho de este momento, que considera una oportunidad para crear las bases sostenibles para el futuro

El otro día me encontré con un querido referente para mí. Una persona que, en un momento de mi vida profesional, apostó por mí. Un mentor a quien debo mucho. Ante mi interés por cómo le iban las cosas, me decía: 'De la noche a la mañana, nos hemos vuelto mucho más pobres.' Ex presidente de una gran firma de servicios profesionales, auditor de cuentas en fase de jubilación, hombre practicón donde los haya y padre y abuelo de familia numerosa, si alguien lo puede valorar, es él. No le faltan evidencias.

Miremos la Bolsa, acaba de anunciar resultados el banco más rentable del mundo, el Santander. Números negros, crecimiento y rentabilidad, por debajo de la media, riesgo diversificado geográficamente, internacional. Pero castigado por la Bolsa en el 50% de su valor. En la economía real, llegan los primeros efectos de la espiral de crecimiento negativo. Los procesos concursales se multiplican. El paro supera el 12%. Las empresas se encogen ante la progresiva sequía de sus mercados. Se escapa de nuestros dedos el patrimonio que pensábamos tener acumulado en nuestra casa, plan de pensiones, inversiones en renta variable. Las deudas asumidas por mes, el 85% del PIB nacional, nos comen. Mi amigo Jesús debe tener razón: de la noche a la mañana, nos habremos empobrecido. Pero ¿cómo es que en medio de nefastas noticias financieras, económicas y sociales, haya personas que ven oportunidades y nuevos caminos de prosperidad? Mientras otros tienen miedo al empobrecimiento, a la crisis, a lo desconocido, ¿de dónde salen esas pocas pero claras voces de optimismo? Sencillamente, porque aunque la mayoría de nosotros no podemos cambiar la crisis crediticia, ni financiera, ni empresarial, ni laboral, sí podemos elegir cómo reaccionamos ante ellas y qué acciones emprender dentro de nuestro ámbito de control. No me malentendáis, por favor. No soy ni una ilusa (es el tercer ciclo bajista que me encuentra en una posición directiva), ni una iluminada (como todos, arrastro mis flaquezas), ni una insensible ante el miedo, las pérdidas y las angustias vitales que se multiplican en nuestro entorno.

Sólo constato que la experiencia demuestra que somos creadores de nuestra propia realidad: actuamos según nuestra percepción. Dedico estas reflexiones a los directivos. A los que lleváis día a día la responsabilidad de la recreación de una realidad para vuestros accionistas, empleados, clientes, proveedores. La crisis nos viene de frente como una derecha supersónica de Nadal: las opciones son dejarla pasar y perder el punto o aguantar la embestida y devolverla, ganando ímpetu en la partida. ¿Cómo se genera riqueza en un entorno de mercados menguantes, empobrecimiento laboral y enorme incertidumbre? En primer lugar, hay que tener visión. A los líderes se les sigue primero como personas y luego como visionarios. Más que nunca, es crítica la labor íntima y personal de un líder que sueña y cree firmemente en una situación futura desafiante. El poder de atracción que tiene una visión nos arrastra irremediablemente hacia ella. Compartiéndolo generosamente, con nuestro marchamo individual y personal, genera energía e ilusión en torno a esa visión.

La sostenibilidad ha de ser importante. Esto de blindarse ante una crisis empresarial es como plantar un árbol: el mejor momento era hace 10 o 15 años. Si no se ha hecho antes, es momento de salvaguardar la caja, reducir los costes fijos, gestionar los riesgos, velar por los márgenes y afanarse en los fundamentales de la actividad. Toca buscar el núcleo defendible del negocio, desde el cual establecer una defensa y una plataforma para el medio plazo.

El miedo inmoviliza y la mejor manera de evitarlo es con la acción creativa, con la innovación. Se esconden perlas en todas las organizaciones que agudizan el ingenio. Buscando las tendencias que sobrevivirán y abrazando cambios sísmicos en la manera de hacer hoy, pueden catapultarse hacia delante. Otro factor. Se busca el efecto multiplicador de conseguir las cosas con y a través de los demás. El directivo que ahora 'se queda con todo' no sólo está destinado a pasarlo mal, sino también a empobrecer a su organización. Es momento de negociación y flexibilidad ante los agentes sociales, los clientes, los proveedores y hasta con la competencia.

El presente es decisivo. La verdad es que tenemos sólo un momento en nuestras vidas en el que podemos cambiar lo que nos ocurre, y es el ahora. Ni el pasado ni el futuro. El líder en estos momentos es quien se afana en activar a sus equipos para que cada uno sepa y haga lo más importante en ese momento para el avance de toda la organización. Y, por último, hay que hablar de humanismo y de positivismo. Me preocupa que en los medios de comunicación se oigan pocas voces positivas de personas que buscan y encuentran algo de luz en su día a día y, por tanto, la generan hacia los demás. Creo que mi mentor tenía razón. Nos hemos empobrecido, pero no ahora, sino antes, en medio de la abundancia aparente. El economista Paul Romer, de la Universidad de Stanford, decía: 'Una crisis es una cosa terrible para malgastarla'. No perdamos esta extraordinaria oportunidad de generar bases sostenibles para el futuro. Sólo requiere trabajo constante y focalizado, una gestión que mire al futuro y positivismo.

Krista Walochik. Presidenta de Norman Broadbent

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