El problema número uno
En noviembre, 171.000 trabajadores perdieron su empleo en España y un colectivo de tres millones de personas esperaba trabajo en el registro público, tras un avance de 900.000 parados en los últimos 12 meses. Este es hoy, por su carácter social y el poder destructivo que tiene para cientos de miles de economías familiares, el primer problema económico del país, más allá de los ahogos financieros que puedan poner contra las cuerdas a las miles de pequeñas empresas que los contrataban. El desempleo es una variable retrasada de la actividad, por lo que se puede anticipar una abultada destrucción adicional de empleo en trimestres venideros. No hay duda: el desempleo superará los cuatro millones de personas.
Para combatirlo se precisa inversión pública, flexibilidad de los mercados productivos, confianza de los agentes privados y sacrificio salarial y de márgenes para que se recomponga la competitividad económica.