¿Tendrán regalos los Reyes Magos?
Si algo vamos a sacar en limpio de esta crisis es que todo volverá a ser más racional. Hemos vivido años de dispendio, donde el dinero ha corrido en exceso, el endeudamiento se ha desmadrado y pensábamos que siempre íbamos a seguir tocando el cielo. El desplome ha llegado. Cierto es que la crisis ya está tocando a todos en mayor o menor medida. Todos conocemos, o somos nosotros mismos protagonistas de la película, a alguien con problemas para pagar la hipoteca, llegar a fin de mes o a quien ya se ha quedado sin empleo. La situación es terrible y, según dicen los expertos, aunque ya nadie puede predecir ni el tiempo que va a hacer al día siguiente, se complicará aún más en los próximos meses. Lo estamos pasando mal y la palabra crisis está en boca ya de todos. El otro día, el hijo de un conocido preguntaba, ciertamente preocupado, si este año los Reyes Magos iban a tener dinero para traerle regalos. Pues ojalá, que los de Oriente tengan presupuesto para obsequiar a los niños, pero también es cierto que es un buen año para recapacitar, para no perder la cabeza y no regalar de una tacada la videoconsola, la bicicleta, el patinete, el coche teledirigido, los warcraft, el juego de magia y hasta el último muñeco que haya salido al mercado.
Habrá gente que no se lo pueda permitir, pero aquellos que sí pueden hacerlo, y esto va en contra de todas las recomendaciones de los mismos expertos que no saben cuánto durará la crisis y piden que se reactive el consumo para que el dinamismo de la economía real no decaiga, que apliquen a su bolsillo cierta austeridad. Esto no significa dejar de consumir, pero sí aplicar una cierta racionalidad al gasto y no endeudarse para que el niño tenga todos los juguetes del mercado.
El sentido común debería llegar a los restaurantes porque cada vez habrá menos gente dispuesta a pagar 200 euros por un menú. La mayoría de estos establecimientos vive en números rojos permanentes, algo impensable en cualquier otra empresa, y sobreviven gracias a los ingresos que generan los cocineros por prestar su imagen para acciones comerciales, venta de cacharros y conferencias. También esto tocará a su fin porque las empresas en tiempos de crisis de dónde primero recortan es del presupuesto de marketing y de publicidad. Pero si hay una partida que debe permanecer intacta es la relacionada con la formación de los empleados. De que éstos continúen en forma dependerá el futuro de la compañía.