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Burbujas de incertidumbre

Los productores de cava y champán bregan por mantener las ventas pese a la coyuntura económica.

Los españoles descorcharán un 5% menos de botellas de espumoso estas navidades a causa de la crisis del consumo, en previsiones de los bodegueros

La crisis llega a la copa de Navidad. Por un lado, los vendimiadores recogieron este año un 10% menos. Pero sobre todo se prevé que las familias consuman menos, lo que provocará que las ventas de cava (español) y champán (francés) caigan un 5% este año, según fuentes del sector. Así, el tradicional periodo de ventas masivas lleva visos de quedarse en una anécdota. 'Es tiempo de mantenerse al menos como el último año', se conforman los bodegueros que podrían sumar este año su segunda caída seguida en el mercado nacional.

Desde el Institut del Cava deslizan que el sector es reticente a las cifras -más cuando son malas- y se limitan a pulsar un sentimiento común: 'hay incertidumbre'. Pese a la coyuntura, los bodegueros aspiran a sostener las ventas del último año. Tras la crisis que hundió al sector en 2002, batió récord de ventas en 2006, al rebasar los 101,3 millones de botellas en el mercado interior, con una leve caída en 2007 (3,1%). Pero este año, la previsión es que la caída se agudice hasta el 5%.

Gemma Torelló, consejera delegada de Bodegas Torelló, con medio siglo de esmero en el reposo de cavas de alta calidad, se resigna con sorprendente buen talante: 'Previsión', se pregunta y recalca: 'La palabra es revisión'. En enero rebajaron sus estimaciones de comercialización. Y del suma y resta resultaron dos palabras cuya combinación asusta: 'Crecimiento cero'. Dice que nota la crisis, pero que no le afecta. Y este 2008 prevé colocar en el mercado las mismas 600.000 botellas que comercializó en 2007. Vinos espumosos entre 10 y 42 euros la botella, sólo disponibles en tiendas especializadas y restaurantes, que podrían capear mejor la caída del consumo, 'por corresponder a un segmento de precio medio y alta calidad', explica la bodeguera.

Xavier Nadall, secretario general de Pymecava, patronal de las bodegas de pequeño y mediano tamaño, subraya los esfuerzos realizados por 'un sector poco innovador' a fin de resituarse en el mercado y conseguir sobrepasar el pasado año los 2,4 millones de euros en facturación. Lo ha logrado coqueteando con mercados extranjeros como el japonés (4,7 millones de botellas), el estadounidense (14 millones de botellas) o el israelí (190.000 botellas) que por segundo año se apuntan a la moda del cava.

José Luis Bonet, presidente de Freixenet, reconoce la caída del consumo. Pero se suscribe a la visión optimista y considera que se puede sacar partido a la crisis para reforzar las ventas en el exterior. 'Aprovechar la caída del mercado nacional para atender las necesidades del extranjero que, por lo general, no terminan de cubrirse'.

Pero si el cava se ve afectado, otro tanto el champán que tras cuatro años en los que duplicó ventas en España -al pasar de 2,2 millones de 2004 a los 4,5 millones de 2007 coincidiendo con los años de crecimiento económico-, empieza a notar la irrupción de la crisis. La previsión es cerrar el año con 300.000 botellas menos (más de un 5%). Pero confían en que las cifras sean finalmente algo mejores.

España es el octavo importador de champán, con 4,57 millones de botellas el pasado año. Subidos a su hegemonía, los productores franceses no consideran competidores ni al cava ni al resto de espumosos. Cataluña, cuna del cava, es la comunidad que más consume champán, con una absorción del 33%. Le siguen Madrid (30%), País Vasco (10%) y Valencia (9%).

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