La patronal vasca Confebask se gana el crédito de 25 años
La institución empresarial, creada en 1983, ha superado crisis internas y la amenaza terrorista.
Como si de una boda se tratara las organizaciones empresariales de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya decidieron en marzo de 1983 casar intereses sin perder sus esencias para crear una patronal que abarcará todo el País Vasco. Confebask, constituida hace 25 años, se ha convertido con el paso del tiempo en una herramienta más para vertebrar la Comunidad Autónoma Vasca, un territorio donde las diferentes sensibilidades políticas y sindicales se hacen notar, en ocasiones, con demasiada intensidad. Hoy celebran en Bilbao, con la presencia del rey Juan Carlos este cuarto de siglo de vida.
Su historia, escrita al principio por José María Vizcaíno, su primer presidente y máximo responsable de la Asociación de Empresarios de Guipúzcoa (Adegui), Gonzalo Artiach, por parte del Centro Empresarial de Vizcaya (CEV) y Pedro Arroyo del Sindicato Empresarial Alavés (SEA), tiene muchas más luces que sombras, un capítulo este último donde el terrorismo de ETA ha tenido un macabro protagonismo con el asesinato de José María Korta, entonces presidente de Adegui, los secuestros de varios empresarios y la extorsión a los miembros de un colectivo que ha sabido ganarse el respeto de la sociedad.
El recorrido de esta organización no ha sido fácil. Su gestación se produjo cuando en el País Vasco los vientos de la reconversión industrial comenzaban a golpear a la gran industria, fundamentalmente, la naval, la siderúrgica y la de bienes de equipo, que arrastraron con fuerza a la pequeña empresa que se cobijaba bajo su paraguas. Dos de los protagonistas que aparecían en la foto de su constitución, Gonzalo Artiach y el fallecido José María Vizcaíno sufrirían años más tarde en sus propias compañías los efectos de la crisis de principios de los 90 del pasado siglo.
El rey Juan Carlos preside hoy en Bilbao los actos con motivo del XXV aniversario de la fundación de la organización empresarial dirigida por Miguel Lazpiur
El papel de Confebask en la sociedad vasca ha sido reseñable. Sus respectivos presidentes (Vizcaíno, Errasti, Knorr y desde hace cuatro años Lazpiur) han tenido que lidiar una organización que ha sabido superar sus crisis internas y se ha movido en un entorno no demasiado amable. La pertenencia a la patronal, según la terminología popular, se ha ligado durante muchos años a explotación del trabajador para beneficio del propietario. Esta acepción ha cambiado con el tiempo en una comunidad como la vasca donde el tejido empresarial está compuesto principalmente por pequeñas y medianas sociedades cuyos propietarios siguen pegados al terreno pero donde la modernidad, las nuevas tecnologías, la innovación, competitividad y la internacionalización se ha ido imponiendo, en parte, gracias a la labor dinamizadora de Confebask.
Sus iniciativas en algunos campos como el fiscal, por citar sólo uno de ellos, han servido de referencia para los Gobiernos central y vasco y, también, para CEOE, la patronal nacional. Su defensa del Concierto Económico, el sistema que regula las relaciones tributarias entre las diputaciones forales vascas y la Administración del Estado, ante los tribunales comunitarios ha sido, quizás, la última y más conocida de sus batallas. Por delante le esperan muchas más, además de superar la lacra terrorista.