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Elecciones EE UU 2008

Un objetivo energético común y dos estrategias

Los dos candidatos quieren eliminar la dependencia energética exterior en una década. Las fuentes alternativas se abren paso.

En el único debate que ha enfrentado a los candidatos a la vicepresidencia, la republicana Sarah Palin optó en varias ocasiones por no contestar a la pregunta que se le hacía y aprovechar para hablar de lo que es su fuerte: la energía. Fue un truco de Palin, pero lo tenía fácil porque dos de las grandes cuestiones de estas elecciones, economía y relaciones internacionales, pasan por ese punto.

El candidato republicano a la presidencia, John McCain, no deja de decir en sus actos públicos que EE UU debe reducir su dependencia energética del exterior y recortar una factura de 700.000 millones de dólares al año en petróleo importado 'de países que no nos tienen ninguna estima'. Así pues, alrededor de este argumento, que ha calado, y fácilmente, McCain ha diseñado una agenda energética cuya pieza más importante es un ambicioso plan para ampliar la capacidad nuclear del país con la apertura de 45 plantas.

El candidato afirma que esta tecnología es segura y, echando mando de su experiencia militar, alude a la flota de la marina que lleva 50 años operando con esta energía. El problema de este proyecto es que dada la situación económica y financiera es casi imposible que se materialice. El coste aproximado de construcción es de 300.000 millones de dólares y por mucho que el Gobierno la apoye, ya hace un año los potenciales financiadores consideraron que iba a ser muy complicado conseguir el capital para hacerlo. Ahora que el Gobierno está asistiendo a las entidades de crédito, el objetivo de abrir nuevas plantas nucleares y en la cuantía que quiere McCain para eliminar la dependencia energética exterior de EE UU en 10 años, está más que cuesta arriba.

Obama subsidiará la energía limpia y McCain quiere 45 plantas nucleares

La candidatura republicana, en cuyos mítines se escuchan coros de seguidores que gritan 'drill, baby, drill' (para animar a que se siga perforando en suelo americano), tiene en el crudo nacional la segunda de sus patas. McCain quiere que se abra más territorio a la explotación, incluido el marino pero protegerá el refugio natural de Alaska.

La tercera solución es el desarrollo de energías alternativas. McCain va a crear un premio de 300 millones de dólares para quien desarrolle una pila para coches híbridos o eléctricos. Más allá, su Administración estará abierta a apoyar las energías alternativas como la eólica, solar, geotermal o hidroeléctrica y el llamado 'carbón limpio'.

En esta apuesta coincide con Barack Obama, aunque no al 100%. El candidato demócrata convierte a las energías alternativas en la columna vertebral de su plan de energía y, además, a diferencia de McCain, está dispuesto a subsidiarlo con dinero público. Hasta 150.000 millones en la próxima década. Ese es el presupuesto que maneja el demócrata para incentivar el desarrollo de energías limpias, incluido el etanol, que además generarán miles de nuevos empleos.

Obama también quiere acabar con la dependencia energética exterior de EE UU. Su propósito, en este sentido, es el mismo que el de McCain, pero la estrategia es distinta ya que se apoya de una forma mucho más agresiva el desarrollo de lo alternativo. No está en contra de la energía nuclear, si bien no quiere desarrollarla hasta que haya una forma segura de deshacerse de sus residuos.

Por lo que se refiere a la exploración petrolífera, Obama la apoya en nuevos territorios siempre y cuando las petroleras trabajen sobre aquellos en los que ya tienen licencias pero que aún no han abierto. De todas maneras, al demócrata no le salen las mismas cuentas que al republicano y cree que dadas las reservas de EE UU y su consumo, el país no puede romper el cordón umbilical que le une a los exportadores de petróleo.

Un nuevo medio ambiente en Washington

El próximo presidente de EE UU tomará el poder unos meses antes de que se acuerde un nuevo tratado sobre el clima global que sustituirá al de Kioto. Las conferencias se celebrarán en Dinamarca el año que viene y la crisis va a jugar un papel determinante en el protagonismo que pueda jugar Washington. El nuevo Gobierno de EE UU sea de quien sea no va a tener mucho margen de maniobra aunque tendrá una actitud mucho más abierta que la que inicialmente tuvo el presidente George Bush al llegar a la Casa Blanca. John McCain ha estado desde hace años a muchos kilómetros de distancia de Bush en este punto. En 2003 presentó una legislación para limitar la emisión de gases de efecto invernadero y dijo que era el momento de que EE UU hiciera lo que estuviera en su mano 'para responder al problema global'. McCain estaba entonces a favor de hacer obligatoria la reducción de gases.Pero este mismo senador que no considera que las energías alternativas tengan viabilidad para alimentar la dependencia energética del país, ha ido suavizando su postura y ahora no habla de plazos fijos ni de obligar a nada.Barack Obama tiene una postura menos descafeinada en este aspecto y quiere imponer unos límites a las emisiones, los créditos para emitir por encima de estos tendrán un precio y estos fondos se usarán para subsidiar las energías alternativas limpias.Las críticas al senador de Illinois, un estado rico en maíz, se centran en su apoyo al etanol y al 'carbón limpio', cuyas emisiones no están del todo bajo control en un país rico en esta fuente de energía.

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