Una Escocia diferente
Las Islas ârcadas, al norte de Escocia, rompen un poco los tópicos e invitan a un turismo otoñal, atípico y relajado.
Es una Escocia que no se parece en nada a Escocia. Las colinas están tan desgastadas que parecen formar una llanura. Ni un árbol a la vista. Sólo prados ocupados a sus anchas por ganado, más vacas que ovejas -es un espectáculo ver cómo las llevan a pastar en barcos destartalados. Un dicho local matiza bien la definición de estas islas y sus (relativamente) vecinas, las Shetland: en la ârcadas viven granjeros que tienen un bote de pesca, y en las Shetland, pescadores que tienen una granja. Las ârcadas son más de ochenta islas, algunas diminutas, y sólo veinte están habitadas. Las más chicas y apartadas sólo están conectadas con el resto por un ferry a la semana.
Con estas premisas, no extraña que los isleños se gasten un carácter muy especial. Por ejemplo, a la isla más grande la llaman Mainland (algo así como 'tierra firme' o continental); los habitantes de las islas más pequeñas abominan de los que ocupan el Mainland, y éstos del resto de Escocia, y así sucesivamente. Pero no son gente cerrada; al contrario, los orcadinos fueron de siempre muy viajeros, como tripulantes de navíos, comerciantes o emigrantes. Pero el tiempo parece anclado allí en otra dimensión, como si la vida transcurriera a cámara lenta; tienen dos periódicos locales, pero son semanales: el jueves es 'el día de los papeles'.
Puede leerlos cualquiera que sepa inglés, no busquen ni una palabra en gaélico, éstos no son celtas: son vikingos. Durante más de 600 años (hasta casi el siglo XVI), las ârcadas fueron territorio noruego. Se nota en muchas cosas, todavía; a muchos niños les ponen nombres noruegos, como Magnus, Sigurd, Helga, y las joyas modernas (una actividad floreciente) son puro diseño nórdico. Pero lo más atractivo, desde un punto de vista histórico y artístico, no es ni celta ni vikingo, sino muy anterior, de la prehistoria. En las ârcadas se encuentra una de las mayores concentraciones de megalitos y poblados neolíticos, o de la Edad del Hierro. Algunos han sido listados por la Unesco como patrimonio de la humanidad, como el poblado de Skara Brae (que estaba sepultado bajo las dunas y una tormenta destapó en 1850), o la cámara funeraria de Maes Howe, o el anillo ritual de Brodgar, o la llamada Tumba de las Águilas.
La capital de Mainland, Kirkwall, parece un pueblecito noruego, con sus calles estrechas y su puerto recoleto donde abundan más los barcos de buceadores y deportistas que los de pesca. Sorprende en un pueblo tan reducido topar con una catedral de tomo y lomo, dedicada al conde santo Magnus, asesinado cuando iba a parlamentar con su adversario y primo para evitar una guerra dinástica. Al lado, las ruinas del palacio arzobispal y las del palacio condal, renacentistas, evidencian que esta gente no vivía tan aislada. Para que no se olvide que, a pesar de todo, estamos en Escocia, la destilería Highland Park, abierta a las visitas, sólo pone a la venta sus whiskies de malta cuando llevan un mínimo de 12 años en barricas de jerez; las botellas de 30 ó 40 años cuestan alrededor de los 300 euros.
La isla principal o Mainland está engarzada a otras cuatro a través de las llamadas Churchill barriers, espigones tendidos, junto con barcos desguazados, para impedir el tránsito a las tropas alemanas; son muchos los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, y los barcos hundidos.
En las islas de Rousay, Egilsay y Papa Westray se pueden ver más vestigios prehistóricos o vikingos de importancia. Media docena de pequeños aeródromos sacan a las islas más grandes y septentrionales de su aislamiento. Que no es tanto como parece; en cualquier sala de embarque, en cualquier cala recóndita, siempre acaba apareciendo un grupo animoso de mocetones con sus artilugios deportivos. Las ârcadas son, definitivamente, un cierto fin del mundo, para gente muy especial.
Cuaderno de viaje
Cómo ir. Hay vuelos de Madrid a Edimburgo de Britsh Airways (www.britishairways.com), easyJet (www.easyjet.com) y clickair (www.clickair.com). Desde Barcelona, se puede llegar a Edimburgo (www.flyglobespan.com) o a Glasgow (www.flyglobespan.com), www.easyjet.com y www.ryanair.com). Desde Glasgow, Edimburgo y también Inverness y Aberdeen, la compañía Loganair vuela a Kirkwall con una franquicia de British Airways (www.ba.com).Dónde dormir. Kirkwall Hotel (Harbour Street, 1856 872232, www.kirkwallhotel.com), frente al puerto, con una excelente cocina acreedora de varios premios. Orkney Hotel (40 Victoria Street, Kirkwall, 1856 873477, www.orkneyhotel.co.uk), cerca de la catedral de san Magnus, en un edificio del siglo XVII confortablemente renovado.Dónde comer. En St Margaret's Hope, isla de South Ronaldsay: The Creel (Front Road, +44 1856 831311, www.thecreel.co.uk), regentada por el matrimonio Joyce y Alan, es uno de los establecimientos más reputados de Escocia, en un local simple y con platos aparentemente simples, de base marinera; alquilan algunas habitaciones.Más información. 902 171 181, www.visitscotland.com/es, www.visitscotland.es.