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Crisis financiera

El rescate de ING divide a los analistas

Las acciones de ING han restado un 1,32% tras dispararse ayer más de un 20% por la inyección de capital por parte de las autoridades holandesas. Sin embargo, las firmas de análisis no se ponen de acuerdo a la hora de valorar la medida del Gobierno.

Sede del grupo ING en Ámsterdam
Sede del grupo ING en ÁmsterdamBloomberg

El banco estadounidense Citi ha revisado a la baja el precio objetivo desde los 25 euros anteriores a los actuales 10 euros, lo que supone reducir el valor de la compañía en un 60%. La firma de análisis ha mantenido en cambio la recomendación en mantener. Por su parte, S&P ha decidido revisar a la baja el precio objetivo desde los 23 euros anteriores hasta los 18.

No todas las recomendaciones han sido negativas. Merill Lynch lo ha sacado de su lista de valores para vender y le ha dado una recomendación de neutral desde infraponderar después de la inyección de 10.000 millones de euros. La entidad "es uno de los bancos más capitalizados del sector, según sus estimaciones", explica Frank Stoffel, un analista de Merrill Lynch en Londres. A pesar de ser positivos con el valor, la firma de análisis ha reducido el precio objetivo desde 13,5 a 12,5 euros. Goldman Sachs ha elevado a neutral desde vender.

ING explicó ayer que la inyección de capital del Estado ha sido necesaria para mantener su posición competitiva en el mercado internacional, después de que las últimas semanas varios bancos en Europa y Estados Unidos hayan visto reforzados sus capitales con recursos públicos. El Estado recibe a cambio títulos de deuda por valor de 10.000 millones de euros, no tendrá derecho a voto en la asamblea de accionistas, pero sí nombrará a dos consejeros que podrán vetar decisiones estratégicas futuras.

Con esta operación, el Gobierno pagará 10 euros por cada título de ING, un precio que se acerca al valor de cotización de las acciones del banco. Esta operación tampoco le saldrá gratis a ING, que pagará un mínimo de un 8,5% de intereses anuales al Estado, siempre y cuando se repartan beneficios a los accionistas ordinarios. Además, ese porcentaje irá subiendo en años sucesivos para presionar a ING a vender la participación estatal, que no debería prolongarse más de tres años.

La recuperación de la participación estatal también tendrá un coste elevado para ING, que si quiere comprarla en el plazo de tres años, tendrá que pagarlas a un 150%, es decir a 15 euros por acción. Por lo pronto, ING ha anulado un reparto de dividendos para lo que queda del ejercicio 2008.

El Estado también ha exigido a los directivos de ING que renuncien a las bonificaciones para este año y que establezcan una indemnización máxima de un año de salario en caso de salir de su puesto.

Tras conocerse la noticia, otras tantas firmas de análisis recortaron sus estimaciones para la entidad holandesa. RBS, Westlb, JPMorgan y KBW son algunas de ellas.

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