Ahorrando gotas de agua en un océano
John McCain ha magnificado con su retórica el impacto de partidas presupuestarias calificadas de caprichosas.
Earmarks, pork barrel spending. Así se llaman en el argot de Washington a las partidas presupuestarias caprichosas, y a veces extravagantes, con las que se aderezan las leyes. Suelen beneficiar a un número reducido de votantes y se espera que el congresista que representa a estos dé su apoyo político a otra cosa. Es parte de la negociación de pasillos en Washington.
Uno de estos gastos fue el famoso proyecto de 'puente a ninguna parte en Alaska', que tenía como misión unir una pequeña isla con el resto del estado y suplir así el ferry que usaban periódicamente sus 50 habitantes. El puente, para el que se presupuestaron casi 400 millones, iba a ser tan grande como el Golden Gate. Aquello fue un escándalo y la propia Sarah Palin, ahora candidata republicana a la vicepresidencia lo desechó (tras aceptarlo primero).
Según el think tank conservador Heritage Foundation, en el presupuesto de 2008 hay 11.351 proyectos calificables como 'proyectos pork'. 'No lo serían si pudieran financiarse a través de partidas normales', razonan.
Hace años que se intenta acabar con esa adicción a las earmarks. John McCain no deja de referirse a ello en su campaña y recoge clamorosos aplausos cuando dice que vetará las leyes que le lleguen con este tipo de gastos. æpermil;l dice que son 100.000 millones de dólares y es el hilo fundamental de su discurso cuando habla de reducir el déficit (455.000 millones de dólares este año).
Pero las cuentas no salen. Según la Oficina de Gestión del Presupuesto, en 2008 el gasto para estas partidas asciende a 16.900 millones de dólares. Es decir una gota de agua en el océano. Para reducir el déficit se necesita otro plan.