El pánico toma las riendas de la Bolsa
Las ventas masivas provocan el desplome de los índices, que viven la peor semana de su historia.
El mercado está roto. La volatilidad, el riesgo, el pánico han tomado las riendas de unas Bolsas sumidas en la irracionalidad más absoluta. Da igual que las autoridades estén poniendo toda la carne en el asador para que el mercado recupere la confianza: la herida es muy profunda.
El viernes fue una de las jornadas de mayor riesgo que se recuerdan. Los marcadores de volatilidad se dispararon hasta máximos y los índices oscilaron, desbocados, en horquillas imposibles. El Ibex 35 llegó a perder más de un 10% entre el cierre del jueves y el mínimo de la sesión de ayer. El Vix, el índice que mide la volatilidad del S&P 500, marcó máximo histórico sobre el 77%, frente a una media en el último año del 24%.
Una idea de la gravedad de la situación la da el hecho de que el Fondo Monetario Internacional anunció a última hora que ha puesto a disposición de sus socios 250.000 millones de dólares. Se desembolsarán en forma de préstamos urgentes y con menos exigencias de lo habitual. Este mecanismo no se activaba desde la crisis asiática de finales de los noventa.
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Y mientras, Wall Street iniciaba una remontada espectacular del 10% en media hora, que luego se difuminó en cuanto los índices se situaron en terreno positivo. El último cuarto de hora fue de infarto. Los índices anduvieron dando bandazos vertiginosos con una oscilación de cuatro puntos porcentuales entre las pérdidas y ganancias.
Al final, el S&P 500 terminó cediendo un 1,18%; el Dow Jones perdió un 1,49%, pero llegó a caer un 9% al comienzo del día y el Nasdaq ganó un 0,27%, aunque llegó a retroceder un 6,3% en sus peores momentos.
En Europa los principales índices sufrieron caídas récord. El Ibex 35 perdió un 9,14%, el mayor de su historia y cerró en 8.997,7 puntos. Fue la mayor caída de Europa, pero el castigo fue general: el Dax de Fráncfort cedió un 7%, el Cac de París, un 7,73%, el Footsie de Londres, un 8,85% y el Euro Stoxx 50, un 7,88%.
Tal fue la tensión que se vivió, que la Casa Blanca estadounidense tuvo que lanzar un mensaje para asegurar que no tenía intención decretar el cierre de los mercados. Otras Bolsas, como la rusa, la autriaca, la islandesa o la croata, se han visto obligadas a detener la negociación en los últimos días, aquejadas por la entrada masiva de órdenes de venta.
Las Bolsas han vivido caídas cercanas al 20% en las últimas cinco sesiones, lo que supone la peor semana de la historia a nivel mundial. En Wall Street, el S&P 500 ha perdido un 18,19% y el Dow Jones, un 18,15%. Se trata de un saldo casi peor que tras el crac de 1929. La semana del 21 de julio de 1933 se registraron retrocesos del 18,58% en el S&P 500 y del 15,55% en el Dow Jones.La semana del 17 de mayo de 1940 las pérdidas respectivas fueron del 15,4% y del 14,21%.
En Europa no se recuerda una semana peor. El Ibex cierra con un descenso del 21,20%. Hay que remontarse a la crisis de 1987 para encontrar un balance similar. La semana del 30 de octubre de ese año el parqué español cedió un 18,95%. El Euro Stoxx 50 cede un 22,22%, también caída récord.
Además del nerviosismo inherente a los mercados, el viernes se añadió otro factor de incertidumbre. Por la tarde, hora española, se procedió a la subasta de los credit default swaps (CDS) de la quebrada Lehman Brothers. Estos instrumentos derivados permiten a sus compradores cubrirse ante la hipotética quiebra de una entidad. El vendedor, que cobra una prima por este seguro, se compromete a cubrir las pérdidas que sufran los bonos en caso de quiebra. El viernes tocaba echar cuentas, ver cuánto debían pagar los vendedores de CDS ligados a Lehman, pero no hay detalles sobre las entidades más afectadas.
Otros elementos han agudizado las caídas, como la venta forzada de activos por parte de fondos de inversión, que han sufrido reembolsos masivos; o los stop loss, órdenes de venta automáticas que se activan cuando los valores pierden un nivel determinado.
La semana que termina deja un sentimiento de frustración, porque ha sido prolija en mensajes y actuaciones por parte de las autoridades políticas y monetarias que no han logrado calmar unas aguas muy revueltas. No han surtido efecto ni las nacionalizaciones bancarias en Islandia y el Reino Unido, ni los compromisos para garantizar los depósitos en la UE. La rebaja de tipos de interés que realizaron el miércoles los principales bancos centrales no ha reducido la tensión en los mercados interbancarios, el verdadero ariete de la crisis. Los mercados piden una acción concertada de los Gobiernos capaz de hacer frente a una crisis que comenzó en EE UU pero que, hoy por hoy, es totalmente global.
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