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Columna
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Una rebaja de tipos bienvenida

Persuadir a siete Gobiernos para actuar juntos no es una proeza. Esto sucedió poco antes entre seis bancos centrales, incluidos los de EE UU, eurozona y Reino Unido, que recortaron los tipos de interés en medio punto porcentual, mientras un séptimo, Japón, apoyó el movimiento, aunque sus tasas eran demasiado bajas para ser recortadas. Esta acción conjunta sin precedentes de los bancos centrales es simbólica. Organizar un bien dispuesto despliegue de caballería no es ganar batallas y, aunque bienvenido, el recorte de los tipos es probablemente de uso limitado.

Por supuesto, los nerviosos operadores del mercado deben respirar un poco más tranquilos. El movimiento coordinado indica el reconocimiento, quizá tardío, de la extrema angustia en los mercados financieros mundiales. China incluso se enganchó con un recorte de 27 puntos básicos, aunque aparentemente actuó por sí solo. Cualquier mejoría resultante en la opinión debería convertirse en beneficios tangibles para el mercado. Y tal cooperación disminuye el riesgo de pobres respuestas proteccionistas a la crisis.

Dicho esto, la política monetaria de los bancos centrales no ha sido el principal problema. Incluso en Reino Unido, donde los tipos han bajado del 5% al 4,5%, el coste de los préstamos del Banco de Inglaterra no está en consonancia con los maltrechos mercados financieros. Los tipos de la Fed fueron ya recortados al 2%. El movimiento al 1,5% de los tipos no hará sino reforzar la confianza, pero podría desanimar los depósitos, que los bancos de EE UU necesitan.

Las iniciativas que estimulan los préstamos y ayudan a recapitalizar las maltrechas instituciones son más pertinentes. Los bancos centrales, encabezados por la Reserva Federal, han sido activos en expandir los canales a través de los cuales proveen fondos para las instituciones financieras, con la esperanza de aumentar la liquidez y facilitando la extensión de la restricción a toda clase de créditos.

Más recientemente, los políticos se han movido hacia la recapitalización de las firmas financieras. El plan anunciado por Reino Unido es el más completo hasta ahora. Coordinación en los rescates y apoyo deberían ser de más ayuda que nuevos recortes sincronizados de tipos. Además, para ganar la batalla por la estabilidad financiera, las fuerzas deberían ser desplegadas más restringidamente, dirigiéndose de lleno a los mercados de préstamos y al capital de los bancos.

Por Richard Beales

Zapatero vs Paulson

España es uno de los pocos países europeos que no ha gastado las últimas dos semanas apagando fuegos financieros. El sistema, como Madrid reitera, es solvente. Así pues, es extraño que el Gobierno haya lanzado su propio fondo de emergencia con 30.000 millones de euros, -con 20.000 más si son necesarios- para adquirir créditos de los bancos.El total es equivalente al 5% del PIB español, proporcionalmente tan grande como el plan Paulson para comprar los activos tóxicos de la banca americana. Pero a diferencia de sus colegas estadounidenses, los bancos españoles no tienen grandes carteras con basura a corto plazo. Además, el español se supone que sólo aceptará capital de alta calidad como colateral, manteniendo fondos de tres a cinco años, según informa El País.Como en el resto del mundo, la congelación de los mercados monetarios ha convertido a los bancos españoles en más cautelosos a la hora de prestar dinero. Presumiblemente, la liquidez que aportará el nuevo fondo debe contribuir a devolver la confianza. Pero los bancos son ya grandes consumidores de la liquidez aportada por el BCE. El plan debería simplemente ayudar a que arranque una economía cada vez más moribunda.Puesto que los detalles del fondo no se conocen todavía, es difícil saber si realmente servirá para que los bancos españoles dejen de retener el dinero y el capital. Cambiar la tendencia negativa que tienen los bancos españoles de no prestar dinero probablemente requiera pasos más agresivos, como la adquisición de potenciales créditos dudosos a precios generosos o incluso provisiones extra al estilo británico para reducir el nivel de deuda de los balances de las entidades financieras.Incluso aunque el fondo no haga mucho por elevar el crecimiento económico, es probablemente una buena idea. El momento para establecer un fondo es cuando amenazan las nubes y no cuando está ya lloviendo a cántaros. La pasada burbuja inmobiliaria española la convierte en la economía de la eurozona más vulnerable a la corriente viciada de necesidad de reducir el nivel de endeudamiento. El plan español quizá necesite minimizar los daños.Por Fiona Maharg-Bravo y Edward Hadas

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