Las recetas económicas de los candidatos
Obama tiene el objetivo de reducir la desigualdad mientras McCain quiere dinamizar el crecimiento por parte de los inversores.
Entre las imágenes que documentan su vida, John McCain ha incluido una foto suya con el presidente Ronald Reagan. La imagen es importante porque el candidato republicano quiere mostrar la conexión con el que es ya un icono de su partido, un vínculo que fluye por su ideario económico como lo hizo por el de George Bush.
McCain ha diseñado un programa basado en la ortodoxia republicana que se concreta en reducción de impuestos para dinamizar la actividad económica y la inversión. La teoría es que así la economía creará empleo, permitirá buenos salarios y la riqueza se disfrutará por todos los niveles sociales. Para problemas como la sanidad y las pensiones, confía en el libre mercado.
A diferencia de McCain, Barack Obama no comulga con una determinada ideología. Su postura es pragmática. De su libro La audacia de la esperanza y de sus discursos se deduce que el demócrata confía en el libre mercado pero también en la corrección que debe ejercer el Estado cuando los mercados no lleguen a ciertos objetivos, como por ejemplo redistribuir la riqueza de tal forma que no sólo se acabe con la disparada desigualdad en los ingresos sino que cree una base amplia sobre la que se asiente el crecimiento. Su plan contiene el espíritu del New Deal o la Great Society de Lyndon Johnson, pero con una considerable rebaja de objetivos pues no plantea reformas radicales.
El plan de McCain está más orientado a los que más ingresan y a empresas
Así, las opciones económicas en estas elecciones son muy distintas. Obama asegura que McCain sigue la política del impopular Bush y el republicano le acusa de querer subir los impuestos.
Para los economistas, esta última acusación no es del todo correcta. 'Depende de si se considera que los recortes acaban o no', explica Ben Harris, del think tank Brookings Institution. 'Los recortes fiscales de Bush expiran en 2010 y Obama los extenderá para quienes ganen menos de 250.000 dólares al año'.
El Tax Policy Center, un instituto técnico, ha calculado que con Obama el recorte medio de impuestos será de un 5% para el 81% de los hogares, los que tienen unos ingresos medios. El plan de McCain les permitiría ahorrar un 3%. El 1% que está en la cúspide de la pirámide de ingresos ahorrará 125.000 dólares con McCain y pagará más con Obama.
Juan Carlos Hidalgo, economista del conservador Cato Institute, reconoce que los recortes de McCain benefician a las clases más altas, 'pero son ellos los que más impuestos están pagando'.
Harris y Joshua Gordon, director de The Concord Coalition, una organización no partidista dedicada a abogar por el fin del déficit, cree que a las clases media y baja saldrán favorecidas con el plan de Obama 'porque les pone más dinero en sus bolsillos', explica Gordon. 'El de McCain está más orientado a los que ingresan más y a las empresas', dice Gordon antes de admitir que, hasta ahora, 'no hay evidencia empírica que apoye la teoría de que la riqueza y la prosperidad se redistribuya desde las clases más altas a las mas bajas, como dicen los libros'. Ahora bien, para dinamizar la economía, Harris dice que tiene que haber propuestas que incentiven el ahorro y el empleo. 'Ambos tienen un poco de todo'.
Por lo que respecta a la salud, la cobertura universal es un objetivo pero no un mandato para Obama y McCain es aún más tibio con ello. Ambos abogan por una solución de mercado apoyada por el Estado. McCain quiere que sean los individuos y no las empresas quienes se hagan cargo de su seguro y Obama le acusa de relanzar la política de la 'Sociedad de los propietarios' que Bush no pudo poner en marcha. El demócrata apuesta por un arreglo y abaratamiento del sistema actual. El gran cambio en este punto tendrá que esperar.
La espinosa cuestión del déficit
Obama se ha rodeado de muchos asesores y economistas del gobierno de Bill Clinton, entre ellos, el secretario del Tesoro, Robert Rubin. Pese a ello, y convencido de que los tiempos han cambiado, el demócrata no sigue la pauta marcada por Clinton, especialmente en algo que preocupaba a Rubin, el equilibrio presupuestario. En parte porque se considera que no es una prioridad con la actual crisis y en parte porque no es algo que los electores hayan castigado. De hecho, Obama quiere un segundo plan de estímulo que será caro para el presupuesto.Los economistas creen que los recortes de impuestos, y de eso hay mucho en ambos programas, no se pagan con los supuestos beneficios que acarrean a la economía y los candidatos han dicho que pagarán los suyos en parte recortando los gastos superfluos y cerrando agujeros. McCain además se ha comprometido a hacer más recortes en el presupuesto que Obama.Los economistas son más pesimistas que los políticos. Ben Harris, de Brookings, afirma que los recortes y el fin de los gastos superfluos 'no resuelve ni de lejos' los problemas que plantea el agujero. 'Ningún candidato ha ofrecido un cambio dramático sobre la situación actual', agrega Joshua Gordon de The Concord Coalition. Para ambos, el problema no es algo que vaya a tener un gran impacto este año sino en el futuro. 'Para dentro de unos años será difícil que haya un plan fiscal que pueda pagar todos los gastos comprometido sin afectar a la economía', explica Harris. 'La situación podría ser mejor si fuéramos responsables ahora', añade.