Las burbujas que vienen
Las burbujas, por definición, se pinchan. Lo realmente difícil es saber el momento en que estallarán o incluso intuir que lo que se ha formado es una burbuja antes de que se pinche.
Siempre hay voces, en cualquier caso, que advierten de que la apreciación estratosférica de ciertos activos es irracional, no fundamentada. Pero el mercado desoye las advertencias y se aferra a los argumentos de signo contrario. Hasta que salta la espita, se quiebra la presa y el agua se desborda en un torrente de pérdidas que suele pillar con el paso cambiado a los inversores más pequeños.
La historia reciente de la inversión es la historia de las burbujas. En los últimos 10 años hemos asistido al pinchazo de las puntocom y, más recientemente, al del boom inmobiliario. Sobre la mesa, en estos momentos, hay un nuevo debate, esta vez sobre si se ha pinchado o no la burbuja de las materias primas.
Desde de los máximos de principios de julio el precio del barril de petróleo ha caído casi un 27%. El índice CRB de materias primas de Reuters pierde un 20% desde la misma fecha.
Los más optimistas opinan que esto no es más que una corrección, y que la demanda de los países emergentes seguirá tirando de los precios al alza. Los pesimistas temen que el rally de las materias primas haya finalizado, habida cuenta de que la desaceleración es cada vez más global y que, por tanto, caerá la demanda de materiales básicos.
Lo cierto es que en los últimos años se ha hecho mucho dinero en el mercado de materias primas, que de un tiempo a esta parte se han convertido en un activo de moda, imprescindible en las carteras que proponen los asesores.
Ahora toca plegar velas o, por lo menos, andar con más cautela por un mercado estrecho al que no sólo afectan las perspectivas de demanda de las materias, sino que conviven en él aspectos geopolíticos con movimientos puramente técnicos realizados por los grandes inversores. Es, en definitiva, un mercado complejo azotado por los factores más diversos.
Es probable que aún se pueda ganar dinero con las materias primas, quizá siendo más selectivo. Pero seguramente muchos de los especuladores que han contribuido al auge de este activo han comenzado a buscar otros nichos, otros activos aún dormidos, llamados a crear las burbujas del futuro.