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Columna
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La broma de Gran Bretaña

Podría ser una broma propia de un music hall. ¿Qué hace el Gobierno cuando las viviendas se vienen abajo? ¡Levantar más! Desgraciadamente, éste es el inútil espíritu de los planes del Gobierno británico, anunciados el martes, para rescatar a su mercado inmobiliario de una corrección necesaria. El Gobierno, de hecho, está derribando la casa entera mientras se ríe.

Tiene dos propósitos principales. El primero, imprudentemente murmurado hace un mes por Alistair Darling, el ministro de Economía británico, -de tal modo que paralizó el mercado- es dar un año de vacaciones al impuesto de compra inmobiliaria, conocido como stamp duty (impuesto de escritura). El umbral para esta tasa, del 1%, también fue aumentado de 125.000 libras a 175.000. Esto significa que el Gobierno les está ofreciendo a los compradores de casas un ahorro impositivo que, como máximo, estará valorado en 1.750 libras. El comprador, sin embargo, podrá perder diez veces esta cantidad si el mercado inmobiliario sufre una caída de más del 10%. Y parece probable que vaya a caer más que eso.

Por supuesto, el objetivo del Gobierno es detener la caída del mercado inmobiliario y prevenir mayores pérdidas de capital. Pero su otro propósito central no ayudará en nada a esto. Su esquema Homebuy Direct, en el que los constructores están involucrados, concederá préstamos libres de intereses durante cinco años a las familias que ganen menos de 60.000 libras. Esta medida puede ayudar a las constructoras más maltrechas a vender las viviendas ya edificadas. Así pueden construir más.

Más construcciones serían buenas para las constructoras y para los trabajadores de la construcción, pero sólo vendrían a sumarse a las reservas de casas sin vender en Gran Bretaña, hundiendo aún más los precios de la vivienda. La realidad, por muy cruel que sea para esta industria, es que sería mejor construir menos casas hasta que los precios hayan bajado a un nivel sostenible.

El problema fundamental de estas medidas del Gobierno es que consideran al sobrevalorado mercado inmobiliario como algo que puede salvar. No puede. Pero al intentarlo, puede empeorar su déficit fiscal, ya que calcula el coste de estas medidas en 1.500 millones de libras. Pero la tarea de acabar con las pérdidas será considerable, y el déficit fiscal, que se establecerá por encima del 3% del PIB, vendrá a sumarse a los problemas de Gran Bretaña.

Por Ian Campbell

Google ataca a microsoft

Google añade otro frente de batalla contra Microsoft al presentar Chrome, su nuevo buscador de internet. El grupo ha invertido su futuro en el software online gratuito. Aunque el dominio de Microsoft sobre los navegadores tiene la capacidad de actuar como obstáculo. Por omisión o por encargo, su navegador puede no funcionar bien con las aplicaciones online de Google. Si suficientes usuarios se descargan Chrome, Google podría llevarse este club potencial lejos de Microsoft.Microsoft sabe cómo funciona el juego. Ha utilizado durante mucho tiempo su dominio para ayudar a los nuevos productos a ganar ventaja. Al convertir Internet Explorer en la opción por defecto de Windows, pronto echó de lado al navegador Netscape Navigator y convirtió en el rey a su propio navegador, Internet Explorer. Además, esta victoria ayudó a proteger de los competidores el dominio de su escritorio de aplicaciones.Pero el nuevo campo de batalla es el cloud computing, donde servicios como los procesadores de textos, las hojas de cálculo o los e-mails se ofrecen online, y frecuentemente gratis, en lugar de en el escritorio del ordenador, donde Microsoft saca provecho de sus estrechos márgenes. Google se ha convertido muy deprisa en el Microsoft del espacio online. Puede ser capaz de hacer de Chrome el líder del mercado gracias a su actual dominio sobre las búsquedas online. Y si junta el buscador con aplicaciones modernas y fáciles de usar, el software puede volverse muy popular.Después de todo, la posición de Microsoft no es inexpugnable. Internet Explorer posee el 74% del mercado de los navegadores, pero Mozilla Firefox ha sido capaz de ganar el 20% de la cuota de mercado en menos de cuatro años. Esto es incluso más destacable si se considera que Microsoft sigue preinstalando Internet Explorer en Windows.La mayor preocupación para Microsoft es que Chrome se lleve otro trozo del muro de Windows. Si los usuarios están contentos de utilizar aplicaciones online gratuitas, y estas aplicaciones funcionan juntas sin problemas, el valor de Windows se reduce mucho. La posición de Microsoft parece más inestable con cada avance de Google en el cloud computing.Por Robert Cyran y Jeff Segal

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